viernes, 29 de diciembre de 2006

LA MUERTE Y EL HÉROE ÉPICO (Leyendo a Jean-Pierre Vernant en El Individuo, la Muerte y el Amor en la Antigua Grecia. Paidós.)


En la épica griega la muerte aparece con dos caras contradictorias: una muestra un rostro glorioso, la otra es la expresión del horror.

Todos conocemos a Aquiles, el héroe de la Ilíada, quien pudo elegir entre una larga existencia en la paz del hogar, sin renombre, y por otra parte una vida breve , la muerte en plena juventud, en el campo de batalla, ganando una gloria imperecedera. Así, por elegir esto segundo murió joven, pero el resplandor de su juventud permaneció inmutable en la memoria de las generaciones futuras.

Entre los griegos, , la epopeya, como mecanismo de memoria colectiva, mediante la repetición de un canto de alabanza de las hazañas de un hombre, garantiza la permanencia de su recuerdo en la memoria de las siguientes generaciones, y transforma a un individuo en personaje cuya presencia queda inserta para siempre en la existencia del grupo.

El joven héroe muerto en batalla se convierte en el modelo de excelencia a seguir por representar valores como virilidad, coraje, vigor, fuerza, belleza, juventud, fortaleza, (cualidades todas caducas entre los humanos), y adquiere una singularidad que lo destaca del resto de los muertos sin nombre: es rescatado del olvido y permanece en la memoria colectiva , gracias a la epopeya, como un elemento más del patrimonio colectivo de los griegos, como parte de su propio pasado. La poesía épica lo rescata de la muerte y lo devuelve entre los vivos con más fuerza, convirtiéndolo en ideal de vida.

Por otro lado, la epopeya muestra también la cara horrible de la muerte: el horror que suscita para la mayoría de los humanos, la violencia y el ensañamiento en cadáveres esparcidos por el campo de batalla, la pena que provoca la muerte de personas ancianas asesinadas violentamente, la sangre derramada…

En ambos casos, tanto en su aspecto ideal como en su terrible realidad, la muerte interesa sólo a los vivos y la epopeya va dirigida a ellos.

En el Canto XI de la Odisea, Odiseo llega a los umbrales del Hades y allí se produce el encuentro con la sombra del difunto Aquiles y éste , para sorpresa nuestra le dice: “No intentes consolarme de la muerte, esclarecido Odiseo, preferiría ser labrador y servir a otro, a un hombre indigente que tuviera poco caudal para mantenerse, a reinar sobre todos los muertos”. (Trad. de Luís Segalá Estalella)

¿Por qué le dice esto Aquiles, el héroe que ha alcanzado la gloria imperecedera por decisión propia, a un esforzado Odiseo que ya arrastra un abultado cúmulo de desgracias intentando regresar a su patria? Porque está muerto, y los muertos no sienten, no ven, no oyen , no tienen memoria, ya no están en el tiempo ni en el espacio, por tanto la gloria alcanzada en vida será sólo recordada por los vivos, sólo los vivos oirán el canto épico en el que serán recordados, no son nada entre la masa ingente de difuntos que habita el Hades.

Odiseo, en ese rito de invocación a los muertos que hace en el capítulo XI, mediante el cual permite por breves momentos conversar con algunos muertos ilustres, ( los que conoce), gracias a la sangre derramada de las víctimas sacrificadas, hace lo mismo que el aedo cuando canta las proezas de individuos ejemplares, de manera que los rescata del olvido, del mundo de las sombras , los individualiza y nos los devuelve como ideales de vida.

El ideal de la muerte para los griegos de la época arcaica pasa por esta tentativa heroica de superar el caótico, insensible e informe mundo de los muertos para emerger como individualidad humana recordada a lo largo de los tiempos.

In Memoriam. El 26 de diciembre murió Pepe, el tercer abuelo de mis hijas, y fue un ser humano que amaba enormemente la vida. Quiero dedicarle este post para recordarlo.

miércoles, 20 de diciembre de 2006

ΑΠΟΛΟΓΙΑ ΣΩΚΡΑΤΟΥΣ 7

“ Es evidente que podré recurrir a la muerte que sea considerada más fácil por parte de los que se encargan de esto, y más llevadera para mis amigos, aún causando una enorme nostalgia del que se muere”.

El sistema judicial ateniense establecía diversas penas en función del delito cometido y de la condición del acusado (ciudadano, meteco, esclavo).
Así existían penas pecuniarias como las multas, daños y perjuicios, confiscación parcial o total de los bienes.
Penas aflictivas: destierro temporal o definitivo; privación de los derechos del ciudadano (atimía); prisión (casi exclusivamente para los no ciudadanos, salvo los condenados a muerte en espera de la aplicación de la sentencia); suplicios para los esclavos como flagelación en la rueda,( Aristófanes, la Paz,452 y ss: “si algún ambicioso quiere ser general, o si algún esclavo dispuesto a pasarse al enemigo se niega a ayudarnos, que sean atados a la rueda y azotados”), marca al rojo vivo, la picota ( columna de piedra donde se exponían públicamente las cabezas de los ajusticiados, o los reos); la muerte.
Penas infamantes, de carácter arcaico y religioso: prohibición a las mujeres adúlteras de llevar adornos y de entrar en los templos, imprecaciones contra los sacrílegos, inscripción ignominiosa en una estela, privación de sepultura (recordemos la tragedia Antígona).

Una vez concluido, el presidente del tribunal ordenaba levantar acta del juicio para ser enviada a los encargados de la ejecución de la sentencia: bien a los Once (jefes de los carceleros y los verdugos); a los Practores (que recibían las multas) o a los Poletas (encargados de vender en subasta pública los bienes confiscados, y de entregar al acusador la compensación correspondiente y al tesoro público el diezmo legal.

En casos en que no podían hacer frente a las penas pecuniarias, los condenados podían optar al exilio voluntario.(Por ejemplo, en el año 324 Demóstenes fue declarado culpable de aceptar un soborno del noble macedonio Harpalo, gobernador de Alejandro Magno, que se había refugiado en Atenas, y se marchó al exilio, volviendo nuevamente a Atenas un año después , tras la muerte de Alejandro).

Para los acusados a pena de muerte existían diversos procedimientos: la cicuta ( el procedimiento menos cruel; una especie de suicidio tolerado); un suplicio atroz consistente en atar al condenado desnudo, mediante cinco garfios, cuatro para las extremidades, y uno para el cuello, a un poste de madera levantado en el suelo, de manera que el reo queda suspendido sobre el garfio que rodea el cuello, provocando el peso del propio cuerpo un sufrimiento terrible. Estaba prohibido acercarse y procurar cualquier alivio al reo, de modo que en pocos días moría. (en 1915 fue descubierta en Falero una fosa común, anterior a la época clásica, con diecisiete cadáveres con un collar de hierro al cuello y garfios alrededor de las manos y de los pies); la exposición sobre un tablón vertical. (Aristófanes en Las Tesmoforias 930-1014, nos muestra a Mnesíloco que va a ser atado a un poste mediante argollas vestido con un traje de color azafrán, para mayor escarnio)

Se utilizaba el término apotimpanismós para designar la ejecución capital, pero no está claro si se refiere a la práctica antes descrita de atar al condenado con cinco garfios a un poste, o a una muerte a garrotazos o a la decapitación.

En todo caso los testimonios literarios y arqueológicos constatan la práctica de estas ejecuciones, que se realizaban fuera de la ciudad, cerca de las largas murallas del norte entre Atenas y el Pireo.

En los casos de sacrilegio y crímenes políticos, se arrojaba al condenado al Báratro, precipicio situado al oeste de la Acrópolis.
Igualmente se aplicó la lapidación a los impíos y traidores.(Heródoto cuenta en Historias ,IX,5 cómo en el año 479 el buleuta Lícidas fue lapidado por los propios miembros del consejo tras escucharle proponer aceptar la oferta del persa Mardonio).

(Sacado de La vida cotidiana en Grecia en el siglo de Pericles, Robert Flacelière)

Más sobre la pena de muerte en la antigüedad podéis leer aquí. (en italiano, pero muy interesante)

martes, 12 de diciembre de 2006

LOS CLÁSICOS , BARCELONA Y JAPÓN (Descubriendo a Fragonard,Anglada-Camarasa y Gargallo)


Una y otra vez, a los profesores de clásicas se nos pregunta por parte de los alumnos ( y otros no tan alumnos) aquello de para qué sirven el griego y el latín, y yo, cuando me pasa esto , intento muy brevemente aludir a argumentos del tipo que si la lengua que hablamos proviene directamente de ellas, que si nuestra cultura occidental (totalmente diferente a la japonesa, por citar una) tiene sus raíces en Grecia y Roma, que si los textos en griego y latín son una fuente primordial para conocer el mundo clásico, que si tal , que si cual……

He pasado estas mini vacaciones en tierras de mi marido, en Barcelona, y muy disciplinadamente decidí no llevarme el portátil y disfrutar del tiempo de ocio con mi familia.

En CaixaForum,Centre Social i Cultural de la Fundació “la Caixa” siempre ofrecen un programa cultural de lo más interesante y esta vez no fue menos, así que fuimos a ver dos exposiciones.

La primera de ellas lleva por título “Jean-Honoré Fragonard (1732-1806), Orígens i influències . De Rembrant al segle XX .
Había leído antes de entrar que la exposición conmemora los doscientos años de la muerte del pintor y que es una de las más exhaustivas que se han organizado nunca sobre él; que la colección presente revela todas las facetas del artista: los temas galantes, sus paisajes, alegorías amorosas, retratos , escenas de interior, el tema religioso; que fue un artista de gran cultura y que se inspiró en los pintores del pasado…

Y nada más empezar nuestro paseo en la sala contemplo en formato de gran tamaño : “Psique mostrando a sus hermanas los regalos de Amor”,1753; y “Psique rechazando los honores divinos”,1740; vaya, aquí está Apuleyo!
Seguimos caminando y vemos a los desconfiados esposos “Céfalo y Procris”, 1755; luego “Minerva arranca a Adolescencia de los brazos de Venus”,1761; y también vemos dos cuadros muy parecidos y con el mismo título: “Mercurio y Argos”, 1745; más adelante, “El combate de Minerva contra Marte”, 1780; caray!
Me gustaron también mucho, dos cuadros pequeños que formaban una unidad compositiva “Los progresos del amor”, uno era “La sorpresa o el encuentro” y el otro “La persecución” de 1771.
Y efectivamente pudimos ver también los delicados cuadros de escenas interiores, retratos, paisajes, escenas religiosas….

Pero sigo.

La siguiente exposición llevaba por título “El mundo de Anglada-Camarasa”, pintor catalán que a principios del siglo XX alcanzó éxito internacional. Sus obras , de gran formato, o bien reflejan el Paris nocturno de la Belle Époque, o bien el paisaje de Mallorca, donde se refugió durante la 1ª Guerra Mundial. También vimos cuadros de colores muy vivos e intensos de temática relacionada con el folclore hispánico.
Pero de repente, también muy grande vimos unas “Ninfas encadenando a Sileno” de 1910 y esta particular “Sibila” de 1913. No te digo! (Perdón por la mala calidad de la imagen)








Al día siguiente, fuimos a la Sala d’exposicions de la Fundació Caixa Catalunya ubicada en uno de los edificios más emblemáticos de Barcelona, La Pedrera. Allí vimos la exposición del escultor catalán Gargallo (1881-1934) , figura destacada en el vanguardismo de comienzos del s XX por sus innovaciones técnicas en la escultura al utilizar metales poco utilizados hasta entonces .
No obstante, siguió realizando obras figurativas con materiales tradicionales como terracota, piedra o mármol, y abre la exposición un busto de mujer con el título de “Leda”, sí digo bien! , y no me he equivocado!, “Leda”.

En ese momento no pude evitar decir a mi marido y a mis hijas: mis alumnos de 4º de ESO de Cultura Clásica os explicarían muy bien qué ven de particular en este busto y por qué lleva tal título (cosa que hice yo enseguida, claro está). Y es que, tras leer el nombre, me vi impulsada a buscar el detalle que relacionara la cara con el título, y la clave estaba en el pelo, un peinado algo corto pero suficiente para tener cierto vuelo y revelar en sus ondas la forma del plumaje del cisne. Increíble, pero cierto! Un guiño del artista .

Después de todo esto, volviendo al comienzo de esta historia, pienso que la pregunta famosa que nos hacen siempre no debería ser para qué sirven las lenguas clásicas, sino de qué modo podría uno escapar de la civilización clásica, y yo ésta sí que no la sé contestar, a no ser que me vaya a vivir a Japón.


(Lástima que los vigilantes de las salas hicieran muy bien su trabajo, y yo, que soy bastante torpe haciendo de reportera furtiva, no saqué nada decente. Lo siento!)

lunes, 11 de diciembre de 2006

ΑΠΟΛΟΓΙΑ ΣΩΚΡΑΤΟΥΣ 6



“ Ahora, si sigue avanzando mi edad, ....cómo yo podría vivir a gusto?"

Los síntomas de la vejez a los que Sócrates alude en el texto se refieren a deficiencias físicas ( ver peor, problemas auditivos) y mentales ( torpeza mental, pérdida de memoria), pero todos ellos están relacionados directamente con las actividades a las que él había dedicado gran parte de su vida, a la conversación ,al aprendizaje a partir del diálogo con los demás y a la reflexión . Podríamos entender que para Sócrates, si no puede “filosofar”, ¿qué sentido tiene la vida?
No olvidemos que Sócrates tiene setenta años en el momento en que ocurren todos los sucesos relacionados con su juicio, por tanto es un hombre anciano, convencido de que los achaques de la vejez le van a pasar factura , si no lo están haciendo ya, por tanto se podría entender que a su edad, en su época, perdido ya el vigor de la juventud, afronte con naturalidad la proximidad de la muerte.
Aún así, en el s V aC la esperanza de vida era inferior a la actual , y Sócrates tuvo que ser un hombre de buena salud para llegar a los setenta años.

En el final del Fedón , después de tomar el veneno, acostado ya porque sus piernas no le sostenían “ dijo éstas que fueron sus últimas palabras: -oh, Critón debemos un gallo a Asclepio. Pagad la deuda, y no la paséis por alto. –Descuida que así se hará, le respondió Critón. Mira si tienes que decir algo más. A esta pregunta de Critón ya no contestó, sino que , al cabo de un rato, tuvo un estremecimiento, y el hombre le descubrió : tenía la mirada inmóvil. Al verlo, Critón le cerró la boca y los ojos.”. (Trad. de Luís Gil)

Este encargo a uno de sus discípulos de sacrificar un gallo en honor a
Asclepio, se ha interpretado de diversas maneras: podría pensarse que lo hizo como gratitud por la buena salud que gozó durante toda su vida, y él que cumplía fielmente con todos los preceptos externos de la religión de su ciudad, se acordó incluso a punto de morir de este dios venerado por su magisterio en medicina.
Pero, por otra parte, según Antonio Tovar dice en su libro, un gallo se ofrendaba a Asclepio en agradecimiento por la salud recuperada, y si a punto de morir Sócrates encarga sacrificar este animal para Asclepio en su nombre, es porque considera que se ha curado de una enfermedad, que es la vida. La vida es vista, pues, como un sufrimiento, de ahí que con absoluta serenidad encare la muerte que se le impone. Más que un detalle piadoso de última hora , es una afirmación de tono pesimista que concibe la vida como una larga enfermedad.

Una vez más, leo y traslado aquí a Antonio Tovar en su Vida de Sócrates cuando explica este aspecto del pesimismo vital de Sócrates.

viernes, 1 de diciembre de 2006

ΑΠΟΛΟΓΙΑ ΣΩΚΡΑΤΟΥΣ 5 (bis)

"y lo que es mejor, el saber que he llevado una vida completamente piadosa y justa."
El término dikaios alude a la ética de Sócrates.

La reflexión sobre el actuar humano, la búsqueda de una doctrina racional de la conducta humana es un giro que experimenta el pensamiento griego en el siglo V gracias a la figura de Sócrates.
El interés de Sócrates se desplaza de las preocupaciones naturalistas propias de la escuela jonia, a la reflexión sobre la actividad humana en el contexto de la polis. De ahí que se le considere el fundador de las escuelas morales helénicas, el creador de la ética.

También en este campo, el del comportamiento humano, aplicó Sócrates la razón, y considera que la base de toda conducta ética es el saber.
La virtud, para Sócrates, consiste en conocimiento
: la voluntad está determinada por la iluminación de la razón, que como tal obra inspirada por el conocimiento. Sócrates no admite que la voluntad pueda querer el mal sabiendo que lo es ( nadie yerra voluntariamente), por tanto parte de la premisa de que la voluntad humana tiene un sentido, es racional y su meta es el conocimiento del bien.
Allí donde la voluntad se concibe de este modo y es consciente de su fin, se basa por naturaleza en el saber, y la consecución de este saber, representa la perfección humana.

La verdadera virtud es una e indivisible , que se revela de distintos modos en cada uno de los comportamientos buenos: el valor ,en el buen soldado, la piedad religiosa, en el que no descuida los deberes para con los dioses…y no es posible tener una parte de ella y otra no.

El conocimiento del bien se convierte en Sócrates en el fin supremo, y la filosofía nos enseña a lograr ese bien, que finalmente nos proporciona felicidad.

Lo que diferencia principalmente a la ética socrática de las escuelas posteriores, que deslumbradas por el descubrimiento de la ética, se empeñaron en seguir el camino iniciado por Sócrates es la fuerza de su personalidad, el individualismo moral y religioso que con su propia vida ejemplificó, y ello unido a un inquebrantable arraigo a su ciudad .
La ética socrática no tiene como objetivo la felicidad del justo, sino la justicia en sí misma; su desprecio por lo innecesario no es llevado hasta el extremo con que lo vivirán cínicos y estoicos; no pretende crear un sistema de pautas de conducta, porque su ética se basa en una particular vivencia del sentimiento religioso en la que los dioses de la tradición asumen rasgos morales y se instalan en el interior de la conciencia; la ética socrática parte de la experiencia diaria alimentada de la continua relación con los habitantes de la polis.
(Sacado de TOVAR,Antonio: Vida de Sócrates.Alianza Universidad)