domingo, 30 de septiembre de 2007

Los metecos, ciudadanos de segunda.




Todos sabemos que, de las reformas institucionales y sociales que llevó a cabo Clístenes, como compensación a la ayuda que recibió del pueblo, para enfrentarse a las otras grandes familias que aspiraban también a tomar las riendas de la ciudad, tras el derrocamiento de la tiranía en Atenas, el resultado de ello fue que, en unos pocos años , progresivamente, Atenas se convirtió, de forma inédita, en una sociedad democrática, con ciudadanos que gozaban de derechos políticos y sociales, con una absoluta igualdad ante la ley, libertad de expresión y libertad para votar en todas las decisiones públicas.


Pero para ser ciudadano se requerían dos condiciones: ser varón hijo de padre ateniense ( a partir de la ley de Pericles de 451, también de madre ateniense) y tener veinte años.

Así, quedaban excluidos de este grupo social , por una cuestión de edad, los niños, pero por naturaleza las mujeres, los metecos y los esclavos.

La palabra meteco proviene del étimo griego μτοικος (μετ, οκος ): el que vive entre, juntamente con.

El término aparece en algunos autores con el significado de “extranjero que viene a establecerse en algún lugar”. A veces, en otros, se utiliza como sinónimo de ξνος , simplemente extranjero, o en oposición a γγενς , en el sentido de que no es del mismo linaje, no es pariente, no es indígena, no es de la patria, o incluso en oposición a ξνος, en cuanto que no es un forastero huésped en una casa con quien se establecen lazos de hospitalidad recíproca.

En Atenas, muy en particular , el término se usa para referirse a un extranjero residente en la ciudad que paga un impuesto especial.

Atenas acogió a muchos metecos; la mayoría eran griegos que, en el s V , llegaron a representar aproximadamente la mitad del número de ciudadanos , unos 20.000.


Los metecos estaban sujetos a casi todas las obligaciones financieras de los ciudadanos (εἰσφοραί); tenían que hacer frente a la mayoría de las λειτουργίαι (servicios o encargos públicos desempeñados a costa propia) con la excepción de la trierarquía, que suponía el mando de un barco de guerra, cargo que se reservaba para los ciudadanos.

Lo que los singularizaba del resto de la población , desde el punto de vista tributario, era el pago obligatorio de un impuesto especial, τό μετοίκιον, (12 dracmas anuales los hombres y 6 las mujeres).

Un meteco podía amasar una importante fortuna e invertirla en bienes muebles y esclavos que trabajaran en su negocio, pero no en casas o tierras, a no ser que se le concediera el derecho de adquisición ( γκτησις ), con lo cual, gozaba del privilegio de la σοτλεια , exactamente la misma tributación que cualquier otro ciudadano, situación de la que gozaron sólo unos pocos.

El porqué de esta situación se puede hallar en el carácter agrario de la sociedad griega y en la evolución del sistema de gobierno hacia la democracia: la tierra , al igual que otros derechos, primeramente en manos de las familias aristocráticas irá , no sin intensos conflictos, parcelándose y distribuyéndose entre un mayor número de campesinos que la trabajan; el hombre libre vive del producto de su tierra que ha conseguido como un derecho, a cambio de su participación en el derrocamiento las tiranías, y el vínculo hombre-tierra será tal que en muchas ciudades , sólo los propietarios podían ser ciudadanos , y en todas, sólo los ciudadanos podían poseer tierras.
El extranjero, por venir de fuera, no ha participado en este proceso político y social, por tanto no tiene derecho a poseer tierra.

Aunque no tenían acceso a la efebía, período de dos años (de los 18 a los 20 años de edad) de formación militar costeado por el estado, servían en el ejército como hoplitas –soldado de infantería pesada-, o peltastas- soldado de infantería ligera-y, sobre todo, en la flota, como remeros.

Los matrimonios mixtos- entre un extranjero/a y un o una ateniense- eran permitidos por ley, pero a partir del a ley de Pericles del 451, los hijos de estas uniones no eran reconocidos como ciudadanos.


Todos los asuntos de los metecos en que tuviera que intervenir la justicia eran tratados por el arconte polemarco.

Ante un tribunal, eran representados por un ciudadano, su προσττης , de modo que no defendían ellos mismos sus causas en un juicio, práctica que era considerada como una obligación y un derecho para cualquier ciudadano ateniense.

De ser asesinado un meteco, la pena establecida era el exilio, y no la muerte, como correspondía para el asesinato de un ciudadano.

Tenían libertad para celebrar los cultos de sus países de origen y para agruparse en asociaciones religiosas, θασος . De la misma manera, en la celebración de algunas fiestas oficiales de la ciudad, ocupaban un lugar aparte para ellos.

Administrativamente, los metecos estaban censados y repartidos entre los distintos demos, pero no poseían ningún derecho político, por tanto estaban excluidos del gobierno y administración de la ciudad: no tenían el derecho y ,al mismo tiempo la obligación, de acudir a las sesiones de la asamblea, de ser miembro del consejo, de formar parte de los tribunales de justicia, de ejercer las funciones de carácter religioso cuando correspondiera…con lo cual, exentos de toda responsabilidad política, en el sentido etimológico del término, se dedicaban a trabajar contribuyendo en gran manera al poderío económico de la ciudad: muchos prosperaron en el artesanado y la industria ( en los telares, tratamiento de pieles, la cerámica, la metalurgia…-aquí incluiríamos a la familia de Lisias); otros en el comercio , exportando vino , aceite, mármol , plata acuñada, e importando productos de los que la ciudad era deficitaria como cereales, madera o esclavos; otros ejercieron de banqueros, médicos, o cualquier otra profesión que hoy llamaríamos liberal. Recordemos a Lisias, de Siracusa, dedicado a redactar discursos judiciales para sus clientes.

No menos fue su participación en el prestigio intelectual y artístico de Atenas: muchos extranjeros ya célebres en su patria acudieron a Atenas, atraídos por su esplendor, y se instalaron en ella por largo tiempo o definitivamente:
el historiador Heródoto de Halicarnaso; pintores como Polignoto de Tasos, Zeuxis de Heraclea, Parrasio de Éfeso; el médico Hipócrates de Cos; filósofos como Anaxágoras de Clazómenas, Aristóteles de Estagira; el arquitecto Hipódamo de Mileto; sofistas como Protágoras de Abdera, Gorgias de Leontinos, Hipias de Elis, Pródico de Ceos; poetas como Ión de Quíos; oradores como Iseo de Calcis, Dinarco de Corinto y Lisias de Siracusa.

Atenas, en el s V, modelo para las otras ciudades, como diría Pericles, fue una ciudad abierta, hospitalaria, pero políticamente se reservaba para los suyos. Y , a pesar de esta limitación, , se convirtió en la segunda patria para muchos hombres de todas partes de Grecia, que veían en ella el lugar ideal para desarrollar sus capacidades intelectuales o económicas.

Imágenes: *desde la fuente de Aretusa, Ortigia-Siracusa, Sicilia
**detalle exterior del duomode Ortigia-Siracusa, Sicilia

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Lisias, siempre un extranjero en su tierra.

Las fuentes clásicas conservadas que nos hablan de Lisias básicamente son las siguientes: algunos datos facilitados por el propio autor, que aparecen dispersos en dos de sus discursos ( Contra Eratóstenes y Frente a Hipoterses, por una esclava ), algunas referencias sueltas en Platón (La República y el Fedro) y en un discurso falsamente adjudicado a Demóstenes y, finalmente, un par de esbozos biográficos ,de Dionisio de Halicarnaso y de Plutarco, éste último falsamente atribuido.

A pesar de que nació en Atenas en el 459 aC (algunos estudiosos no coinciden en esta fecha y la rebajan al 444 aC), no fue un ciudadano ateniense, pues era hijo de Céfalo, un meteco procedente de Siracusa y, como los demás extranjeros residentes, no gozó de los mismos derechos políticos, jurídicos o financieros que el cuerpo de ciudadanos atenienses.

A los 15 años volvió con su familia a Sicilia, concretamente a Turios , donde vivió hasta el año 412, año en que tuvieron que salir a la fuerza , al igual que cualquier otra persona que hubiera mostrado una actitud pro-ateniense, debido a los disturbios políticos subsiguientes a la gran expedición ateniense contra Sicilia en 415.

Entre 412 y 403 vivió nuevamente en Atenas, gozando de una situación económica desahogada, dedicado a gestionar la empresa familiar de fabricación de escudos, en la que trabajaban 120 esclavos. El negocio parece que proporcionaba a la familia generosos beneficios, y les permitía vivir holgadamente, a pesar de tratarse de unos años difíciles por los avatares de la guerra, o tal vez precisamente por ello.

Su situación personal cambiaría dramáticamente con el final de la Guerra del Peloponeso en el 404 y la derrota de Atenas, que supuso para la ciudad la restauración de la oligarquía. El nuevo gobierno de los Treinta Tiranos se sirvió de la estrategia del terror para deshacerse de sus adversarios políticos, matándolos y expropiándoles sus riquezas, y de igual modo arremetió contra los metecos acaudalados, como era el caso de la familia de Lísias.

Por estas circunstancias, se vio obligado a huir , y marchó a Mégara, salvando la vida, suerte que no tuvo su hermano Polemarco.

Desde esta ciudad, apoyó con dinero y armas a la facción democrática que depondría a los oligarcas y restablecería la democracia en Atenas al año siguiente.

Por ello, fue premiado con el derecho a la ciudadanía, según un decreto aprobado para la ocasión, y derogado muy poco tiempo después, por lo que volvió a la condición de meteco hasta el final de su vida, aunque con ciertos privilegios reconocidos jurídicamente.

La profesión de logógrafo de Lisias, parece ser la consecuencia de los avatares políticos que le tocó vivir: de la esmerada educación que recibió durante su juventud en Turios, se sirvió para dar clases de retórica y , sobre todo, para redactar discursos por encargo.

En el 403 decidió llevar a los tribunales a Eratóstenes, uno de los Treinta, a quien culpabilizó del asesinato de su hermano, para lo cual redactó un discurso de acusación. Después de este discurso vendrían los demás y , a partir de ese momento hasta el final de su vida ,en el 379 aC, se dedicó a la redacción de discursos para ser pronunciados en los tribunales por sus clientes, actividad con la que recuperaría parte de su fortuna.

Imagen: detalle interior de la catedral de Ortigia, Siracusa. Sicilia

martes, 18 de septiembre de 2007

¿Qué es un Mito?

De manera general, un Mito es un relato o narración de hechos acaecidos en un pasado remoto, que no se pueden constatar pero en los que se cree, cuya pervivencia a lo largo de los siglos se debe a la memoria heredada entre generaciones mediante la transmisión oral.

A diferencia de la noticia histórica, el mito es incomprobable por su lejanía en el tiempo; frente al relato literario, no se le atribuye a persona alguna, pues carece de un autor individual, y en contraposición al texto poético, el mito es irrepetible en el sentido de que cada vez que se transmite, se recrea, surge nuevo y único.

Podemos definir la Mitología Clásica como el conjunto de narraciones míticas griegas y romanas relacionadas con sus dioses y héroes .

Dentro del ámbito específico de la Mitología Griega, parece procedente distinguir tres definiciones más específicas relacionadas con el término mito:

-el mito propiamente, entendido como un relato sobre dioses o fuerzas divinizadas que pertenecen al origen de los tiempos,

-la leyenda heroica, relato cuyos protagonistas son héroes, descendientes a la vez de dioses y seres humanos, que destacan sobremanera por sus conocidas hazañas, más próximas en el tiempo, y

-el cuento popular, narración ficticia que se confunde con un mito o una leyenda cuando sus personajes actúan como dioses o héroes.

A modo de ejemplo podemos citar el mito de la creación del mundo, la leyenda de Hércules o el motivo recurrente en los cuentos populares del viaje a un lugar lejano para llevar a cabo una misión .

Contrariamente a lo que parece, estos tres subgéneros aquí diferenciados, en el corpus mitológico griego aparecen entrelazados y mezclados, en proporciones diversas según los casos, hasta el punto que resultan indiferenciables en muchas ocasiones.

Si la Mitología Griega es una urdimbre de relatos entrelazados cuyos protagonistas son dioses o semidioses , en consecuencia está unida al sentimiento religioso y a la historia de la religión griega. Mito y ritual constituyen los dos elementos fundamentales de la religión griega, y no se puede estudiar ésta sin aquél.


A la transmisión oral del mito se dedicaron profesionalmente los aedos, poetas ambulantes que, a través de los siglos, crearon una técnica formularia, basada en la repetición de esquemas métricos fijos, que les ayudó a improvisar en cada ocasión requerida, valiéndose de su buena memoria y de la inspiración de las musas.

Como efecto inmediato de ello, sin un texto fijo escrito, se produjo la desfiguración progresiva del relato original ( abundan las fusiones y alteraciones tanto de los personajes como de las propias hazañas ),y la aparición de versiones diferentes de un mismo relato, de modo que todo ello hace de la Mitología Griega un complejo sistema de narraciones de interpretación múltiple.

Con los siglos, asistimos a la progresiva decadencia del mito, ya en la Antigüedad, por el desvanecimiento de los rasgos que lo caracterizaban: la transmisión oral es reemplazada por el texto fijo, una nueva mentalidad racional explicativa del mundo competirá con la interpretación mítica hasta desbancarla, y la existencia de los propios dioses será cuestionada.

Aún así, el mito sobrevivirá como motivo estético, en diverso grado, en los distintos géneros literarios y en el arte a lo largo de los siglos hasta nuestros días.

Imágen: The Mildenhall Treasure, s IV. Bandeja de una vajilla de plata romana encontrada en Inglaterra. British Museum.

lunes, 17 de septiembre de 2007

AUDACIAS FEMENINAS: Los arrebatos de Hera , II



Los celos, rabia e indignación que sufre Hera cuando descubre que Zeus le ha sido infiel se traducirán en un empeño de venganza, que no se aplacará hasta conseguir su objetivo, tras lo cual tendrá que intervenir Zeus para calmar las aguas .
Las víctimas de su cólera serán las amantes del dios y su descendencia directa o indirecta, y contra ellas urdirá sin escrúpulos todo tipo de estrategias recurriendo a veces a bestias o monstruos que llevan a cabo sus encargos.
He aquí una muestra de su proceder:
-retiene a Ilitia en el Olimpo cuando quiere retrasar los alumbramientos de los futuros hijos de Zeus; ello ocurre con Leto, Alcmena.
-envía a la serpiente Pitón para que persiga a Leto.
-el gigante Ticio recibe la orden de perseguir y violar a Leto.
-encarga a Argos Panoptes la vigilancia de la vaca Io, y como aquél muere a manos de Hermes, en un segundo intento, envía contra Io un tábano.
-transformada en la nodriza de Sémele, la persuade para que pida a Zeus que se le muestre en toda su grandeza, provocando la inmediata fulminación de la joven.
-enloquece a Ino y Atamante por asumir la crianza de Dioniso por encargo de Zeus, una vez muerta Sémele.
-con Hércules, el último hijo de Zeus concebido con una mortal, Alcmena, por la que Zeus experimentó una extraordinaria pasión, se ensañará especialmente: siendo todavía un bebé coloca dos serpientes en su cuna; ya de adulto, le infunde un estado de locura en el que matará a sus hijos, por lo que se verá obligado a someterse, según voluntad del oráculo de Delfos, a su primo Euristeo, para quien tendrá que llevar a cabo los Doce Trabajos.
-en el curso de estos trabajos, algunas veces Hera interviene no para ayudarlo precisamente: así catasteriza, como premio, al cangrejo que ayuda a la Hidra de Lerna cuando es atacada por Hércules; difunde la falsa noticia de que Hipólita ha sido apresada para que el resto de las amazonas ataquen al grupo que va con Hércules; envia unos tábanos contra los bueyes de Geriones para dificultar la vuelta a Grecia de Heracles con el rebaño.
-intenta sobornar a Paris ofreciéndole Asia, en el concurso de belleza por el que Paris debía elegir entre ella, Atenea y Afrodita a la más hermosa. Su fracaso pasaría factura en el bando troyano durante toda la guerra de Troya.
-los descendientes de Leda, Clitemnestra, Helena, Cástor y Pólux, vivirán tremendas desgracias.
-transforma en osa a Calisto y convence a Ártemis para que la alcance con una flecha.
-castiga a la ninfa Eco por favorecer la huída de las ninfas amadas por Zeus con su charla, a no poder hablar salvo repitiendo el final de lo que se le dice.
A pesar de todo, al final, siempre sale perdedora porque Zeus compensará a las víctimas de su mujer , muchas veces divinizándolas o catasterizándolas.
En el caso de Hércules, no sólo le dio el pecho cuando era bebe, gracias a un ardid de Hermes, con lo que el héroe adquirió la condición de inmortal, sino que cuando éste al final de su vida ,divinizado, subió al Olimpo, recibió como esposa a la hija de Hera, Hebe, diosa de la juventud, como premio a toda su vida de trabajos y sufrimientos.

Como mujer, en su relación con Zeus, cabe destacar un pasaje en el que también se muestra especialmente soberbia y vengativa con quienes entorpecen su voluntad: al adivino Tiresias privó de la vista como castigo por atreverse a afirmar que en los placeres del amor las mujeres llevan ventaja, tal como defendía Zeus.
En varias ocasiones es ella perseguida para ser forzada sexualmente, pero Zeus interviene y la rescata engañando a los impetuosos pretendientes mediante una nube con la forma de su mujer: los gigantes Ticio y Efialtes; Ixión, Endimión.
En la Ilíada , por eso también perdedora, la vemos que , tras acicalarse a más no poder para mostrar una figura extremadamente bella y sensual, tiene que pedir a Afrodita que la envuelva de amor y deseo, sin lo cual no puede seducir a Zeus.

En calidad de madre, no sale mejor parada . A diferencia de Gea y Rea, en ella ya no se repite la relación de complicidad entre madre e hijo menor que se alían contra la voluntad despótica del padre: Zeus se tragó a Metis, la astucia, y repartió entre los dioses los honores y los privilegios , de modo que en el mundo que crea jerarquizado y organizado no cabe la rebelión, y si algún intento tuvo lugar, fácilmente fue erradicado.
Peor es que Zeus haya engendrado en solitario y haya dado a luz de manera insólita sin colaboración de mujer a Atenea, que salió de su cabeza. Así, padre y madre a la vez , Zeus priva a Hera de su poder esencial: la soberanía del lecho conyugal y ,en venganza, con rencor, ella también engendrará a sus hijos sin la intervención del marido:
-primero, como dice Hesíodo, “sin haberse unido en amor, pues estaba furiosa y había disputado con su esposo”, a Hefesto, el dios cojo y desgarbado.
-luego, según una tradición distinta a Hesíodo, con la connivencia de Gea, a Tifón, ser monstruoso por su talla y por su fuerza.
-en tercer lugar a Ares, el dios de la guerra, que nace del contacto de Hera con una flor que crece en el jardín de Flora, única y anónima, procedente de Oleno, cuya peculiaridad consiste en producir sangre y vida nuevas.
-más tarde, tras comer una hoja de lechuga, engendra a Hebe, que simboliza la juventud.
Finalmente, Ilitia, diosa protectora del parto, parece haber sido engendrada por el procedimiento convencional, y en este caso Zeus y Hera comparten la paternidad.
Los atributos más característicos de Hera son el pavo real, en cuyo plumaje colocó los cien ojos de Argos Panoptes , el guardián de Io, y la granada, símbolo de fecundidad.

Para acabar, y volviendo a la frase del inicio, hay que decir que las veces que vemos a Hera como motivo de una obra plástica en la tradición occidental, se presenta normalmente como miembro de un conjunto; no protagoniza ,más bien acompaña, (con la excepción de la representación de la vía láctea), pero eso sí, de aparecer Zeus, siempre estará a su lado, pues por encima de todo es la legítima y soberana esposa.

Obras pictóricas en que aparece Hera:
-El juicio de Paris, Rubens 1632-35. Nacional Gallery
-El Juicio de Paris, Rubens sXVII. Museo del Prado
-La vía láctea, Rubens s XVII. Museo del Prado
-Las bodas de Tetis y Peleo, Jordaens. Museo del Prado
-....
Imágenes:
-detalle metopa del templo E de Selinunte, Zeus y Hera juntos .Sicilia. Museo Arqueológico Regional de Palermo.
-detalle del Friso Este del Partenón, Zeus y Hera sentados juntos. British Museum
-detalle metopas del templo E de Selinunte., Sicilia. Museo Arq. Regional de Palermo
-Templo E de Selinunte, Sicilia.




AUDACIAS FEMENINAS: Los arrebatos de Hera ,I




Es un hecho el que en la tradición occidental, tratando de motivos mitológicos en las creaciones artísticas, unos personajes han sido más favorecidos que otros, en el sentido de ser motivo de inspiración para los artistas , en función del rol que esos personajes hayan desempeñado en el conjunto del corpus mitológico, y la interpretación o recepción que en Occidente, a lo largo de los siglos, ese mismo rol haya experimentado.
Dicho esto, llama mucho la atención el caso de Hera, que la pondría en el flanco de los desfavorecidos, en flagrante contraposición con Afrodita, como todos sabemos la diosa del amor y el deseo, motivo de inspiración por los siglos de los siglos, y claro, contra esta fuerza tan grande que no es privilegio de ningún reino, sino de todos, dioses y hombres, nadie puede luchar.

Volviendo a Hera, sabemos que es la hija mayor de Cronos y Rea, que fue criada por sus tíos Océano y Tetis, que tuvo el honor de casarse con el soberano Zeus, su hermano pequeño, después de un largo noviazgo de trescientos años , y que tuvo cinco hijos.
El procedimiento del rapto y de la transformación física para consumar sus apetitos sexuales fue muy recurrente en Zeus, y ya lo puso en práctica con Hera.
Se cuenta que encontrándose Hera sola en el monte Cóccige, Zeus adoptó el aspecto de cuclillo y se posó en su regazo; en el momento de arroparlo el dios recuperó su forma propia y trató de forzarla. Ella le suplicó que la respetase y el le prometió hacerla su esposa.
Otra tradición relacionada con la unión de la pareja presenta a Zeus raptando a Hera y llevándola al monte Citerón para desposarla, pero Hera logró escapar. Más tarde, Zeus para recuperarla, finge organizar un cortejo nupcial para casarse con otra mujer, que no era más que una figura de madera ataviada con un vestido de boda, de manera que Hera al enterarse acude , celosa, a estropear la fiesta pero, cuando descubre el engaño, se apacigua y acepta complacida el honor de ser la novia.
Hay, por tanto, entre estos dos dioses una relación prematrimonial compleja, de larga espera, de fingimiento, enmascaramiento de la realidad, rapto, enfados, celos y separaciones, que preludia la peculiar relación que tendrán posteriormente como marido y mujer.
En el mes de Gamelión (γάμος : matrimonio), se celebraba la fiesta de las Gamelia o Teogamia, que recordaba los esponsales de la divina pareja olímpica: en los confines del mundo, a orillas de Océano se ubicaba el Jardín de las Hespérides, donde según una tradición tuvo lugar la sagrada unión cerca de un jardín en el que crecían unos árboles que producían manzanas de oro, custodiadas por las ninfas Hespérides y un dragón. Se decía que estas manzanas fueron el regalo de bodas que Gea ofreció a Hera. Por otro lado, otra tradición habla del monte Ida , en Frigia, como lugar elegido para la celebración.
Que amaba profundamente a su esposo parece indudable, pues no existe ninguna historia de infidelidades por parte de ella, de ahí que se la considere la representante de la fidelidad conyugal, y la defensora de la unidad familiar, y por estas cualidades los mismos griegos la veneraron por doquier y en todas las épocas, especialmente en Argos, Samos y Olimpia, erigiendo magníficos templos en su honor.
Durante la vigencia de la polis griega, el concepto de familia fue fundamental: la familia garantiza herederos legítimos, auténticos ciudadanos, que velarán por el patrimonio individual y por el de la comunidad. De ahí la importancia de la unión conyugal, sustentada por un contrato privado entre dos partes, antes que por un sentimiento recíproco de amor sincero. La distancia , a nivel afectivo, entre marido y mujer propia del matrimonio en época clásica, y la legislación existente relativa al adulterio, que trata diferentemente el del marido y el de la mujer, explica que en el ámbito de la relación marital sea Hera, y no Afrodita, la divinidad venerada.

Desde el principio ya entendió Hera que no sería su amor con Zeus exclusivo, pues no fue ella precisamente la primera diosa con quien él tuvo relaciones y descendencia: según Hesíodo la precedieron Metis, Temis, Eurínome, Deméter, Mnemósine y Leto, y nunca le prometió ser la última. De hecho, después de ella, los escarceos amorosos extramatrimoniales del olímpico con otras divinidades menores y mujeres mortales serán el pan nuestro de cada día.
Estas infidelidades de Zeus ,y su particular manera de ser padre engendrando en solitario una hija, Atenea, sin la colaboración de mujer, haciendo alarde de su extraordinario poder, marcarán de manera significativa la relación de la soberana pareja.
(Imágenes del templo de Hera en Agrigento, Sicilia)

miércoles, 5 de septiembre de 2007

AUDACIAS FEMENINAS: FILIS

En la Antigüedad, la Tracia, en la región septentrional del mar Egeo, estuvo habitada por numerosas tribus guerreras, que formaron reinos autárquicos, considerados bárbaros por los griegos.
Allí nació y creció Filis, legítima heredera de un reino próximo a la costa, al mar, que tanto le gustaba y que le causaría tantas desgracias.

El mar le trajo un día a Demofonte , de Atenas, hijo de Teseo y de Fedra, quien arribó náufrago a aquellas costas, perdiendo a sus compañeros y viendo destruidas sus naves.
El joven no sólo recibió la hospitalidad del rey, sino que obtuvo el amor de Filis, su hija; un amor totalmente entregado, auténtico, apasionado, sin límites, tan generoso, como ciego de su final trágico.

El padre accedió a la boda de su hija con el forastero de regio linaje , e incluso le ofreció como dote el derecho de sucesión en el trono. Pero al cabo de un tiempo Demofonte sintió el apremio de volver a su patria, necesitaba ver nuevamente Atenas, y ante la lógica tristeza de Filis, le prometió una y mil veces regresar.

Pasaba el tiempo y Filis, confiada, espera. Cuando su marido se fue, le entregó una cajita que supuestamente contenía objetos sagrados de la Madre Rea, y le pidió que la guardara siempre con él sin abrirla, a no ser que perdiera la esperanza de volver con ella.

Como a la fecha prevista Demofonte no había regresado, la desesperación se apodera de Filis: hasta nueve veces corrió desde la casa hasta la ribera de donde partió la nave con Demofonte, con la esperanza de identificar toda nave divisada en la lejanía como la de su amado, y las nueve veces quedó abatida, se sintió engañada, utilizada y traicionada.

Primero imaginó mil causas que pudieran haber obstaculizado su vuelta: vientos desfavorables, la desaprobación del propio Teseo…; más tarde , desesperada, lamentando la noche en que compartió el lecho conyugal y la ingenuidad con que le entregó su propia virginidad, se suicidó.

Por su parte, Demofonte, que se había instalado en Chipre y que, olvidando los juramentos , no pensaba volver, abrió un día la cajita y, poseído por un mal espíritu, montó a caballo y en un desenfrenado galope cayó de él y se mató atravesado por su propia espada.


Donde fue enterrada Filis nacieron unos árboles, los almendros, que en una época del año, por donde las hojas se separan del árbol al caer, lloran su muerte. De ahí que a las hojas, desde entonces ,en recuerdo de la desgraciada amante, se les llame φύλλα, en vez de πέταλα.

Otra tradición cuenta que Filis al morir fue transformada en un árbol estéril sin hojas; Demofonte volvió y se abrazó a este árbol, del que rebrotaron hojas verdes.


El lugar al que acudía Filis junto al mar, ansiando la llegada de su amado, recibió el nombre de “Las nueve rutas”.


(Fuentes: Higinio, Fábulas, 59; Ovidio, Heroidas, II; Apolodoro, Epítomes, VI, 16.)



"BIENVENIDOS DE NUEVO AL MUNDO DE LOS CLÁSICOS"