martes, 27 de febrero de 2007

PLATÓN Y LOS SOFISTAS


La maestría de Platón para escenificar el lugar en el que se produce el encuentro entre Sócrates y sus distintos interlocutores, recreando el lugar y haciendo aparecer personajes que pertenecen no al primer plano de la escena , que sería la conversación propiamente, sino al fondo, al marco que ambienta tal encuentro, está más que demostrada por la multiplicidad de ejemplos que encontramos: la prisión en Critón y Fedón; los gimnasios en Lisis, Cármides y Laques; las casas de amigos en El Banquete, Protágoras, Gorgias, República; a la sombra de un plátano acariciado por una ligera brisa fuera de la muralla de la ciudad en Fedro.


En el diálogo Protágoras asistimos a una de estas recreaciones con extraordinaria brillantez, para darnos una idea de cómo los sofistas se relacionaban con una élite de la sociedad ateniense, y su presencia era requerida, para honra del anfitrión, en las casas de familias acomodadas.

Así , cuando entran Sócrates y su amigo Hipócrates en casa de Calias ven paseando en el vestíbulo a Protágoras, acompañado en su paseo, a su derecha, por el propio Calias, Páralo el hijo de Pericles y Cármides el de Glaucón, y a su izquierda por el otro hijo de Pericles, Jántipo, Filípides el de Filomelo y Antímero el de Mendes. Detrás de éstos les seguían atentos a lo que se hablaba extranjeros “de los que Protágoras trae de todas las ciudades” y otros de la ciudad. Y todos como si de un coro del teatro se tratara caminaban en armonía, y pendientes los de atrás de abrir paso desde el centro hacia los lados cuando los primeros mostraban intención de dar la vuelta.

En la parte opuesta del pórtico estaba sentado en un alto asiento Hipias, y en bancos a su alrededor sentados estaban “Erixímaco,el hijo de Ecúmeno, Fedro de Mirrinunte y Andrón, el hijo de Androción, y extranjeros, entre ellos algunos de sus conciudadanos , y otros”, que le hacían preguntas sobre astronomía.


Y en una habitación contigua , antes cuarto de despensa pero ahora dispuesta para la ocasión, estaba Pródico, echado en una cama cubierto de pieles y mantas, y junto a él, también echados sobre camas estaban Pausanias, Agatón , Adimanto, el hijo de Cepis y Adimanto, el de Leucolófides, y algunos más.

Y si no había poca gente en la casa, aún entraron después otros dos, Alcibíades y Critias.

Así que vemos cómo el rico Calias ofrece su casa entera para que tres maestros-conferenciantes que trabajan para beneficio propio, impartan sus clases y conversen con amigos que acuden a verlos. Sin duda Calias creería beneficiosa su amistad con ellos, y es prueba de la atracción que los sofistas ejercieron sobre las familias de buena posición.

Estos profesionales de la enseñanza itinerantes no tienen ningún reparo en hablar de su profesión , y se jactan de ello como privilegiados.

En varias ocasiones leemos que aclaran, a petición de Sócrates, qué son, y en qué consiste su arte, por lo que podemos pensar que para algunos no estaba del todo claro lo que hacían estos extranjeros que daban clases a los hijos de las familias acomodadas de la ciudad:

En Gorgias dice Sócrates: “dinos tu mismo, Gorgias, qué calificativo hay que darte y qué arte profesas”.

En Protágoras (312c) Sócrates pregunta a su amigo: “…vas a ofrecer tu alma, para que la cuide, a un hombre que es, según afirmas, un sofista. Pero qué es un sofista, me sorprendería que lo sepas…”

En el mismo diálogo el propio Protágoras del arte de la sofística dice que es antiguo , y quienes antes lo ejercitaban encubrían su actividad para evitar envidias y rencores con la práctica de otros oficios (unos con la poesía, otros con la música…) pero él , a diferencia de aquellos, reconoce abiertamente que es un sofista y que educa a los hombres.

En Protágoras ,328a, dice el sofista a Sócrates: “de estos creo ser yo uno y aventajar a los demás en ser provechoso a cualquiera en su desarrollo para ser un hombre de bien, de modo digno del salario que pretendo…”

Y leemos en Gorgias: “entonces, ¿hay que llamarte retórico?. Y buen retórico”-contesta Gorgias-“si quieres llamarme lo que me glorifico de ser…”


Por su parte, Sócrates siempre los elogia y ensalza sus cualidades, pero cuando los interroga y los hace entrar en su método inductivo para aclarar conceptos o ideas, los vemos enfrentados oralmente sin llegar a la aclaración de lo que se planteaba, de manera que el que queda peor parado es quien al comienzo se jactaba enormemente de sus excepcionales cualidades, o sea, el sofista.


Dice Sócrates al final del Hipias Menor, 376c,: “Y no es nada extraño que ande vacilante yo y cualquier otro hombre inexperto. Pero el que también vosotros , los sabios, vaciléis, esto es ya tremendo para nosotros…”


En Hipias Mayor queda en entredicho la autoridad del sofista ya que no ha sido capaz de aclarar a Sócrates qué es realmente lo bello, aún cuando defienda que lo bello es pronunciar un discurso y convencer con él a todos los que le escuchan. Algo similar le ocurre a Gorgias en el diálogo que lleva su nombre.


Y en el final del Protágoras, 361e, el sofista queda rendido ante Sócrates, pues el hilo de sus razonamientos los ha llevado a posiciones contrarias a las defendidas por ambos en el principio: “desde luego , he dicho acerca de ti, a muchos, que te admiro de manera muy extraordinaria …y digo que no me extrañaría que llegaras a ser uno de los hombres ilustres por su saber..”.

(Las citas están sacadas de la edición de Los Diálogos de Platón de la Bilioteca Cásica Gredos, salvo las de Gorgias , de Espasa-Calpe)



lunes, 26 de febrero de 2007

SOCRATES Y LOS SOFISTAS

A través de los Diálogos de Platón, vemos a Sócrates conversando en diversas ocasiones con los sofistas, con quienes coincidía en reuniones organizadas en las casas de ciudadanos ricos de Atenas, como la de Calias o Calicles, invitado también él a participar de la reunión . Y de seguro que, en los lugares públicos donde aquellos pronunciaron charlas diversas de “autopromoción”, o discursos en calidad de representantes de otras ciudades, les escuchó ,atento seguidor de los asuntos de su ciudad, por lo que conocía muy bien a estos profesionales de la enseñanza contemporáneos suyos.

De ahí que con un aire de confianza hable con ellos , les persuada para que le aclaren dudas , y les presente amigos que quieren seguirles como discípulos, si ellos aceptan , como el caso del joven Hipócrates en el diálogo Protágoras.

En este diálogo Sócrates recuerda a su amigo Hipócrates, ansioso por ser discípulo del sofista , pero de quien apenas sabe nada, que es necesario en primer lugar averiguar en qué es experto y qué va a aprender del hombre a quien quiere confiarse, pues va a exponer a un grave peligro su alma. De ahí que Sócrates, ante la ignorancia del amigo, le explique que el sofista “viene a ser un traficante o un tendero de las mercancías de que se nutre el alma”, y el alma “se alimenta de enseñanzas, de modo que, amigo, cuidemos que no nos engañe el sofista con sus elogios de lo que vende, como el traficante y el tendero con respecto al alimento del cuerpo. Pues también ellos saben, de las mercancías que traen ellos mismos , lo que es bueno o nocivo para el cuerpo, pero las alaban al venderlas…Así, también, los que introducen sus enseñanzas por las ciudades para venderlas al por mayor o al por menor a quien lo desee, elogian todo lo que venden; y seguramente algunos también desconocerán, de lo que venden, lo que es bueno o nocivo para el alma…;si tú eres conocedor de lo que es bueno o nocivo de esas mercancías, puedes comprar sin riesgo las enseñanzas de Protágoras y las de cualquier otro. Pero si no, ten cuidado…”

En fin, siendo tan importante como es para él la educación de los hombres, Sócrates pone en alerta a su amigo para que sea precavido y no entregue su alma para ser formada a cualquiera , por muy conocido que sea.

En diversos diálogos observamos un sentimiento de admiración por parte de Sócrates hacia los sofistas, por su sapiencia, su celebridad y su actividad pública, pero no sin un tono irónico, de manera que contrasta la humildad de éste con la vanidad de aquellos:

En Hipias Menor ,364a y sig., leemos: “Es natural, Sócrates, que tenga esta confianza. En efecto, desde que he empezado a concurrir a Olímpia, nunca he encontrado a nadie superior a mi en nada.” Y replica Sócrates: “ Dices bien Hipias. Tu fama es una ofrenda de sabiduría para la ciudad de los eleos y para tus padres… ¡Vaya Hipias! ¿Podrías, por favor, no reírte de mí, si comprendo con dificultad lo que dices y te pregunto repetidamente?”

En Hipias Mayor, 281c, leemos: “Esto es ser de verdad un hombres sabio y perfecto, Hipias. Lo digo porque tú eres capaz de recibir privadamente mucho dinero de los jóvenes y de hacerles un beneficio mayor del que tu recibes, y también porque eres capaz, públicamente, de prestar servicios a tu ciudad, como debe hacer un hombre que está dispuesto a no ser tenido en menos, sino a alcanzar buena opinión entre la mayoría”.

En 286d dice Sócrates: “…y me prometí que, tan pronto como encontrara a alguno de vosotros, los que sois sabios, le escucharía, aprendería y me ejercitaría, e iría de nuevo al que me había hecho la pregunta para volver a empezar la discusión”.

Y en 291a Hipias dice: “…yo no dialogaría con un hombre que hace ese tipo de preguntas”, a lo que responde Sócrates: “Haces bien, amigo. No sería adecuado para ti contaminarte con tales palabras, un hombre como tú tan bien vestido, que usa un calzado tan bello y que tiene buena reputación entre los griegos por su sabiduría. En cambio para mí no existe dificultad en mezclarme con este hombre. Así pues, instrúyeme previamente…”

En Gorgias, dice Calicles respecto del sofista que tiene hospedado en su casa: “lo mejor será interrogarle, porque este tema es uno de los que acaba de tratar con nosotros. Decía hace un momento a todos los allí presentes que le interrogaran acerca de la materia que les placiera, alardeando de poder contestar a todas….” Y dice el propio Gorgias: “…si Querefón; así lo he declarado hace un momento, y añado que desde hace muchos años nadie me ha hecho una pregunta que me fuera desconocida”.


(Las citas están sacadas de la edición de Los Diálogos de Platón de la Bilioteca Cásica Gredos, salvo la de Gorgias , de Espasa-Calpe)

domingo, 25 de febrero de 2007

LOS SOFISTAS


El diccionario refiere como definición para el término “sofista” en primer lugar toda persona que sobresale en un arte, hábil en alguna cosa (en Heródoto, Píndaro, Eurípides); seguidamente da como sinónimos filósofo, sabio (en Heródoto, Isócrates). Luego matiza: en Atenas, a partir de la mitad del siglo V se utiliza el término para señalar a un maestro de filosofía y de retórica, o sea, un sofista (Tucídides, Isócrates, Jenofonte, Platón); y de ahí, tomado en mal sentido, con connotaciones negativas, charlatán, impostor (Aristófanes, Jenofonte, Platón, Demóstenes).

Dice Wilhelm Nestle en su libro Historia del Espíritu Griego que la sofística fue un movimiento espiritual que a partir de mediados del s V se extendió por todo el mundo griego como continuación y complemento de la filosofía jónica, en la medida en que a diferencia de ésta, “la consideración de la naturaleza pasa a segundo término, y el hombre como individuo y como ser social, en todas sus formas de actuación…se coloca en el centro de la reflexión”.

Lástima que muy poco ha llegado hasta nosotros de sus representantes, quienes no sólo ejercieron gran influencia en su época mediante su actividad de ejecución oral, sino que también sabemos que difundieron sus doctrinas por escrito.

Personajes tan famosos como polémicos, se granjearon muchos admiradores y seguidores, pero también no pocos enemigos, principalmente todos los conservadores que veían en ellos una amenazadora modernidad frente a los esquemas de pensamiento , creencias religiosas, normas de comportamiento y organización social arraigados en la tradición en la que se sustentaba la ciudad.

Siguiendo algunos de los diálogos de Platón podemos sacar algunas conclusiones sobre la imagen de algunos sofistas tan famosos como Protágoras, Hipias, Pródico y Gorgias.

1-Realmente eran hombres con una amplia formación en diversos saberes , auténticos profesionales en distintas disciplinas, de entre las que destaca la oratoria, con vocación práctica: todos coinciden en que su tarea esencial es la educación y la formación de los hombres; su actividad primordial es la educación de los jóvenes:

Protágoras ,de Abdera, (apr.,485-415) dice en el diálogo homónimo de Platón ,317b: “reconozco que soy un sofista y que educo a los hombres”. Y en 319a,:“mi enseñanza es la buena administración de los bienes familiares, de modo que pueda él dirigir óptimamente su casa, y acerca de los asuntos políticos, para que pueda ser él el más capaz de la ciudad, tanto en el obrar como en el decir.

¿Entonces ,dije yo, te sigo en tu exposición? Me parece, pues, que hablas de la ciencia política y te ofreces a hacer a los hombres buenos ciudadanos?

Ese mismo es, Sócrates, el programa que yo profeso.”

En el diálogo Hipias Mayor , Sócrates hablando con Hipias de Elis nos revela algunas de las materias por las que este sofista tenía gran renombre: astronomía, geometría, cálculo, filología, poesía, música, historia, arqueología, y mitología, además del dominio de la mnemotecnia.

En el dialogo Cármides ,163d, y en el Protágoras ,341ª, hace referencia Sócrates a la sabiduría de Pródico de Ceos, en especial a su erudición en sinonimia y otros problemas del lenguaje.

En el diálogo Gorgias, a la pregunta de Sócrates sobre su especialidad el sofista Gorgias de Leontinos (apr.,483-375) le contesta que su profesión es enseñar la retórica cuyo objeto son los discursos.

2-Pero no se limitó su actividad a la educación de la juventud, sino que se dirigieron también a los adultos con charlas de temática de lo más variada, conferencias públicas exhaustivamente preparadas, o discursos improvisados a petición de cualquier oyente. Y además , su fama y su elocuencia hicieron que en muchas ocasiones fueran requeridos sus servicios por parte de los gobiernos de las ciudades a modo de embajadores para mediar en asuntos políticos:

En Hipias Mayor ,282b, y siguientes Sócrates le dice al sofista: en realidad, vuestro arte ha progresado en lo que se refiere a ser capaces de realizar la actividad pública junto con la privada. En efecto, Gorgias, el sofista de Leontinos, llegó aquí desde su patria en misión pública, elegido embajador en la idea de que era el más idóneo de los leontinos para negociar los asuntos públicos; ante el pueblo dio la impresión de que hablaba muy bien, y en privado, en sesiones de exhibición y dando lecciones a los jóvenes, consiguió llevarse mucho dinero de esta ciudad. Y si quieres otro caso, ahí está el amigo Pródico,…”.

En Hipias Menor ,363c, se alude al hecho de que el sofista era requerido cuando se celebraban las Olimpíadas para pronunciar algún discurso en el santuario de Olimpia .

Leemos en otra parte que Pericles encomendó a Protágoras la elaboración de una constitución para la colonia de Turios en el sur de Italia.

3-Tanto pos su profesión privada de educadores, como por sus actividades de carácter público, todos los sofistas cobraban honorarios , y por los testimonios, parece que ganaron mucho dinero.

4-Su educación iba dirigida a una élite social. Sus discípulos eran siempre hijos de casas ricas, familias pudientes con destacada intervención en los asuntos públicos que querían que sus jóvenes hijos adquirieran la formación necesaria para ocupar un puesto importante en el gobierno de la ciudad.

En Protágoras ,316c, Sócrates presenta al sofista a su amigo Hipócrates que quiere recibir lecciones de aquél: “ Este Hipócrates es uno de los naturales de aquí, hijo de Apolodoro, de una casa grande y próspera …Desea, me parece, llegar a ser ilustre en la ciudad, y cree que lo lograría mejor si tratara contigo”.

Y allí , junto a Protágoras, en casa del rico Calias estaban como alumnos entre otros los hijos de Pericles, Páralo y Jantipo.

5- Su particular estilo de vida: viajando de acá para allá, pasando largas temporadas fuera de su ciudad, alojándose en casa de ricos amigos, y acompañados en muchas ocasiones por sus discípulos que viajaban junto a ellos hasta completar su formación:

En Protágoras, en la brillante puesta escena de los sofistas invitados en casa del rico Calias que nos hace Platón, los tres , Protágoras, Hipias y Pródico están rodeados de discípulos atenienses, de extranjeros y de conciudadanos suyos.

(Las citas de los diálogos están sacadas de la edición de los Diálogos de Platón de la Bilbioteca Clásica Gredos.)


martes, 13 de febrero de 2007

LA SITUACIÓN DE LA MUJER EN LA GRECIA CLÁSICA. EL MODELO ATENIENSE (II)


La mujer casada:

Segregada en la parte de la casa reservada a las mujeres (gineceo), no tenía posibilidad de ver a personas distintas a las familiares: no hacían la compra, no asistían a los banquetes, no está claro si iban a los espectáculos teatrales y sólo en algunas fiestas religiosas o funerales eran vistas (las mujeres de las clases más pobres tendrían más libertad de movimiento, obligadas por la necesidad a salir al mercado para vender , o trabajar).

De hecho, la religión era la esfera más importante de la vida pública en la que podía intervenir la mujer: Las Panateneas, los Misterios de Eleusis y las Tesmoforias eran las fiestas religiosas en la que la mujer tenía un papel muy importante.

Además, la relación marital no sería , por lo general, muy gratificante teniendo en cuenta la diferencia de edad (16 años ella, 25-30 él aprox.), y de nivel cultural, aparte las diversas relaciones extramaritales del hombre consentidas por la propia ciudad.

Existía diversos motivos para la disolución de la “engýe”:

-el repudio por parte del marido sin necesidad de justificar las razones, pero con la obligación de restituir la dote. La esterilidad (obviamente de la mujer) era un motivo de fuerza mayor.

-el abandono del lecho marital por parte de la mujer, que no sería fácil de llevar a término en las circunstancias en que vivían.

-el reclamo paterno, que a criterio propio decidía interrumpir el matrimonio de la hija, sobre todo en casos en que todavía no se había producido la convivencia de la pareja.

En los casos de petición de divorcio por parte de la mujer, tenía que intervenir un pariente varón ante el magistrado competente.

La “epicléros”:

Según las leyes de sucesión atenienses, las mujeres no podían ser herederas del patrimonio familiar ,como mucho tenían derecho a la dote, que en el momento de casarse se convertía en patrimonio del marido.

Pero ¿qué pasaba si una familia no tenía descendientes varones? La hija heredera, la “epicléros” era el trámite a través del cual el patrimonio familiar se transmitía; de haber más de un pretendiente, debía casarse con el pariente más próximo, práctica que revela el celo familiar en conservar el patrimonio. Incluso se podía dar el caso de que si la heredera estaba ya casada en el momento de morir el padre, y aún no tenía hijos (cosa que la ligaba indisolublemente al oíkos del marido), el pariente más próximo podía ejercer el derecho de interrumpir el matrimonio y casarse con la heredera.

Dos aspectos particulares a favor de la mujer:

-una ley de Solón obligaba al pariente más próximo, en casos de herederas pobres, a proporcionarle una dote , de no querer casarse con ella.

-otra ley también de Solón, se ocupa del hecho de que, una vez nacido el hijo varón, el hombre estaba obligado a tener al menos tres relaciones sexuales al mes con la mujer.


Esposa, concubina y hetera:

Se decía que el hombre ateniense podía tener tres mujeres:

-la mujer “gyné” para tener hijos legítimos

-la concubina “palaké” para las relaciones sexuales estables

-la hetera para el placer

La concubina vivía a veces en la propia casa del ciudadano ateniense (aunque no quiere decir eso que el derecho ateniense permitiera la bigamia), la ley le imponía fidelidad como a la mujer legítima pero, de tener hijos, éstos no eran reconocidos ante la ciudad como legítimos.

La hetera era como una profesional que acompañaba a los hombres en todos los ámbitos públicos de los que el propio sistema había excluido a las mujeres casadas. Era como una compañera a la que el hombre solicitaba y pagaba una relación gratificante, no solamente sexual sino también bajo el perfil intelectual.

Las mujeres y el trabajo:

La responsabilidad primordial de las mujeres era cuidar de las posesiones domésticas; excluidas de las actividades públicas de los hombres, trabajaban en la casa (incluso no iban a comprar a la plaza porque se consideraba que el comercio era una ocupación de los hombres) , se ocupaban de supervisar las faenas de los esclavos, intervenían ellas directamente en algunas tareas como cocinar o preparar la ropa y, sobre todo, atendían a los hijos.

Según el nivel socioeconómico, la mujer participaba de las tareas domésticas o simplemente las mandaba a las esclavas.

Las mujeres de clase baja trabajaban fuera de la casa: podían ser vendedoras, tejedoras, lavanderas….cosa que permitía que frecuentaran la calle más que las ricas.

La prostitución femenina:

La “porne”, esclava o libre, era una mujer que ejercía una profesión no prohibida por la ley, auque sufría de gran reprobación social. (la ley fijaba su tarifa máxima y le cobraba un impuesto)Existían prostitutas de la calle y de burdeles, y también prostitutas sagradas que, consagradas a una divinidad comerciaban con su cuerpo y entregaban al templo al que pertenecían las rentas de su oficio. Estas prostitutas eran priviligiedas no sólo por la protección y las comodidades del templo en que vivían, sino también por el carácter sagrado y halo que las envolvía.

Dentro de este colectivo , las heteras gozaban de una consideración especial ya que además de ser atractivas, tenían cierta formación intelectual y talento artístico. Es curioso que la mujer más famosa del sV en Atenas fuera Aspasia, extranjera, que primero trabajó como hetera y luego fue la mujer de Pericles.

La esclava:

El esclavo era un objeto de propiedad del amo, y como tal se podía vender, comprar y alquilar.

En la mayoría de casos las mujeres esclavas tenían tareas domésticas, eran criadas del ama de la casa y se ocupaban de los niños. Probablemente hubo talleres de esclavas que manufacturaban productos para el mercado.

No tenían vida familiar, y sus habitaciones solían estar separadas de las de los esclavos varones para evitar que tuvieran hijos. En la mayoría de casos los hijos eran fruto de las relaciones con el amo. En algunas ocasiones podían ser manumitidas, dependiendo de la buena voluntad del amo.

La situación de la mujer en la Atenas clásica estaba determinada exclusivamente por su relación con un hombre (su condición jurídica era siempre la de una menor), y como esta relación tenía como objetivo satisfacer las exigencias de éste, la mujer tenía una vida personalmente insatisfactoria, socialmente inexistente y jurídicamente regulada por unas normas que incidían en la subordinación y dependencia de un hombre: el padre, el marido o un tutor.

LA SITUACIÓN DE LA MUJER EN LA GRECIA CLÁSICA. EL MODELO ATENIENSE (I)

La ciudad de Atenas se configuró como una comunidad política con la exclusión de dos categorías : los esclavos y las mujeres. Esta exclusión tenía la misma justificación teórica: la naturaleza, que hace que las mujeres y los esclavos sean diferentes del hombre y del hombre libre respectivamente.
La diferencia de la mujer estaba ligada a su condición sexual, y la del esclavo respondía a su condición de objeto.

Los primeros legisladores elaboraron y tradujeron en rígidas normas consuetudinarias una ideología que organizaba la vida de la mujer en torno a su función reproductora, pero fue en época clásica cuando se produjo una absoluta segregación del sexo femenino, y las mujeres pasaron a vivir encerradas en las paredes del gineceo de la casa.

El nacimiento:

La exposición era una práctica que las leyes consentían y la conciencia social aceptaba. Las hembras eran abandonadas con más frecuencia que los hombres.

La infancia:

No pasaban muchos años en la casa paterna, ya que normalmente sobre los quince años eran entregadas al matrimonio. Hasta esa edad no recibían ningún tipo de educación ni en la escuela, ni en casa, y pasaban la mayor parte del tiempo dedicadas a aprender las tareas domésticas y al entretenimiento , sin realizar ninguna actividad que contribuyera a desarrollar su intelecto.

Condiciones físicas de las mujeres:

La maternidad a edad bastante temprana junto con el poco ejercicio físico, fueron poco convenientes para la salud de las mujeres.

El matrimonio:

Las ceremonias de la boda ocupaban tres días, y seguían unos esquemas rituales heredados de la tradición, pero ninguno de ellos confería legitimidad al matrimonio; únicamente la promesa, “engýe”, contrato privado entre dos familias, que no era registrado en ninguna institución civil, garantizaba un matrimonio legítimo, aunque la convivencia real de la pareja no fuera inmediata, y sólo a partir de ese momento era cuando la joven se convertía en una esposa legítima o “gyné”.

En Atenas, la existencia de una relación de parentesco no era obstáculo para la concertación de un matrimonio; de hecho entre hermanos consanguíneos estaba permitido, pero no entre hermanos uterinos.

La explicación puede estar en la ventaja patrimonial que suponía no tener que preparar una dote que saliera de la familia. La dote era la aportación económica de la joven a la nueva familia, y constaba de objetos de valor, dinero o a veces bienes inmuebles. El padre mantenía el derecho de fiscalizar esta dote , de manera que en caso de ruptura del matrimonio debía ser devuelta íntegramente.

En todo caso, el matrimonio estaba lejos de ser una relación afectiva entre dos personas; más bien, era determinado e impuesto por razones de tipo patrimonial y social, y su finalidad era la procreación de hijos para perpetuar la casa del marido, aunque eso no quiere decir que el amor no pudiera surgir en lo sucesivo entre los esposos.

lunes, 5 de febrero de 2007

ΑΠΟΛΟΓΙΑ ΣΩΚΡΑΤΟΥΣ 15 Lacedemonia y Licurgo

La llanura del Eúrotas en el Peloponeso fue poblada exclusivamente por los dorios durante el período de las grandes migraciones, y salvo alguna excepción redujeron a servidumbre los enclaves habitados antes de su llegada; allí fundaron la ciudad de Esparta (o Lacedemonia) los espartanos o lacedemonios. Durante la época arcaica se expandieron por el resto del Peloponeso , y en las regiones conquistadas instalaron una población de posición inferior, pero no servil, tal vez descendientes de los primeros habitantes, con una libertad limitada, dedicados a las actividades económicas y con obligación de servir en el ejército (los periecos), y la masa servil (los ilotas), adscritos al suelo, tratados brutalmente y obligados a cultivar el suelo y a participar en las campañas militares.

Durante la época arcaica , la ciudad brilló por su esplendor cultural y artístico; su sistema de educación hacía hincapié en aspectos como la formación del combatiente, los ejercicios físicos y militares, el canto coral, la disciplina y el patriotismo; y sus instituciones políticas eran similares a las del resto de ciudades-estado del momento: régimen monárquico que va evolucionando hacia sistemas oligárquicos y aristocráticos.

Como rasgo propio, apenas participó del movimiento colonizador que durante los siglos VIII y VII tuvo ocupadas a muchas ciudades importantes griegas.

Sin embargo, a lo largo del s. VI, la evolución política y social que se produce en las demás ciudades no afectó a Esparta y sus instituciones se mantuvieron totalmente rígidas y anquilosadas.

Según la constitución espartana, la sociedad era regida por una monarquía dual (existían dos reyes hereditarios, procedentes de las dos casas reales), un consejo de veintiocho miembros no menores de sesenta años y elegidos de entre las más nobles familias, una asamblea formada por todos los espartanos mayores de treinta años, y un cuerpo ejecutivo de cinco funcionarios llamados eforos.

La educación totalmente dirigida por el estado tenía como objetivo formar soldados invencibles en el campo de batalla; los jóvenes comenzaban su adiestramiento militar desde muy pronto y las chicas también eran educadas con los mismos planteamientos; a los treinta años un espartano alcanzaba la edad adulta , adquiría sus derechos de ciudadanía y seguía cumpliendo con sus obligaciones públicas hasta los sesenta años.

Característico de esta sociedad fue el estilo de vida comunal propiciado por el estado, que relegó a un segundo término los vínculos familiares ; la prohibición de la moneda, de modo que no existía actividad económica privada; y la eliminación del lujo y todo aquello que no sirviera para robustecer el carácter y el físico.

Los propios espartanos atribuían su sistemas de educación y de política a la sabiduría de un gran legislador, Licurgo, (nomothétes) tan ilustre como desconocido, pero actualmente se cree que fueron resultado, más que de una persona, de la influencia de ciertas familias poderosas que quisieron mantener una situación que les beneficiaba.

domingo, 4 de febrero de 2007

ΑΠΟΛΟΓΙΑ ΣΩΚΡΑΤΟΥΣ 12. La sacerdotisa de Delfos



“Y la sacerdotisa de Delfos en su trípode , ¿no comunica también ella con la voz las respuestas del dios?



Leo en el libro de Edwin Rohde, Psique, de la editorial Fondo de Cultura Económica,que en tiempos muy remotos existía en Pito un oráculo de la diosa Gea en una roca con una hendidura por la que salían mareantes vapores de la tierra, y allí la diosa comunicaba directamente a los que acudían a consultarle, mientras dormían, los secretos que deseaban conocer. (incubación)

En este lugar posteriormente Apolo mató a la serpiente Pitón, espíritu de la diosa Gea, y estableció su oráculo, al que acudirían también muchos creyentes para consultar a la divinidad.

Según Rodhe, la práctica adivinatoria propiamente griega se llevaba a cabo mediante la interpretación de signos que se mostraban libremente o que el hombre hacía aparecer(mántica interpretativa o inductiva). De este tipo de adivinación era representante Apolo, y él era quien otorgaba a ciertos individuos la capacidad para , una vez adiestrados, interpretar a través de manifestaciones externas la voluntad de los dioses respecto al presente o el porvenir de los hombres. Aduce a esta teoría el testimonio de los poemas homéricos, donde sólo hay referencias a adivinos profesionales que interpretan fenómenos como el vuelo de las aves, el rumor del viento en las ramas de los árboles, palabras humanas pronunciadas de forma enigmática en un momento dado…,y a los santuarios oraculares como el de Delfos o el de Dodona.

Explica también que en un momento dado y durante un largo proceso, se produce una fusión del culto apolíneo, propiamente griego, y del culto dionisíaco, de origen tracio, extranjero, y ello provocó que algunas características propias del culto del dios venido de fuera como los excesos extáticos se incorporaran al culto del dios Apolo.

Ello explicaría que en Delfos, y en otros lugares aunque menos importantes, una profetisa en trance extático pudiera adivinar el porvenir (mántica por inspiración).

En Delfos,la profetisa era la Pitonisa , sacerdotisa virginal, que en un estado de trance extático provocado por los gases que emanaban de las grietas del suelo, así como por los efectos de otros excitantes (bebía de la Fuente del Entusiamo, y mascaba hojas de laurel), poseída por el dios y sentada en su trípode, transmitía las revelaciones que Apolo hacía. Porque era Apolo el que hablaba a través de ella, lo cual implicaba que se producía la presencia física del dios en el templo durante la emisión del oráculo.

Pero , luego, leo en el libro de E.R. Dodds, Los griegos y lo irracional,en Alianza Editorial que las prácticas cultuales de ambos dioses son tan diferentes que es improbable que el éxtasis apolíneo pueda derivarse del dionisíaco: la función apolínea del médium está dirigida a conocer el futuro o el presente oculto, y la experiencia dionisíaca persigue una curación mental y no conlleva el elemento adivinatorio; la condición de médium es un don de muy pocos, y la experiencia dionisíaca es colectiva, y además contagiosa; en los rituales dionisíacos son fundamentales el vino y la danza, que no intervienen para nada en el éxtasis apolíneo; por otra parte, en algunos lugares de culto muy antiguos dedicados a Apolo, se encerraba a la profetisa en el templo por la noche , con la idea de que se producía una unión mística con el dios.

Finalmente, al aceptar también la relación etimológica entre mantis y maínomai ( profecía y locura), concluye que, lejos de aceptar que la adivinación extática era desconocida en Grecia antes de la llegada de Dioniso, en Delfos, desde antiguo, Apolo actuaba a través de la Pitia entrando en su cuerpo y utilizando sus órganos vocales, y de ahí que las declaraciones délficas siempre se expresaran en primera persona.

No sabemos casi nada sobre el procedimiento para elegir a la Pitia, ni tampoco si al salir del trance recordaba lo que había dicho.

Sí que parece ser que en ocasiones el trance era presenciado por los sacerdotes que la asistían y por los consultantes.

Dodds asegura que el trance de la Pitia era inducido por autosugestión, precedido por unos actos rituales: se bañaba en la fuente Castalia, bebía de un manantial sagrado, establecía contacto con el dios mediante su árbol sagrado, el laurel, bien portando en su mano una rama, o masticando hojas,(como medio de provocar su epifanía), y finalmente se sentaba sobre el trípode.

Igualmente dice que ninguno de estos actos tenía efectos fisiológicos, ni siquiera las hojas masticadas; y excavaciones realizadas en el lugar confirman que no hubo ni vapores ni grietas.

Lo que sí admite Dodds es la autoridad y el prestigio que tuvo el santuario hasta la época romana: si acudían allí era porque creían absolutamente que el dios les iba ayudar en su penosa vida, inmersa en un sentimiento de inseguridad e ignorancia respecto a todo lo que les rodeaba y , cuando declinó su importancia, no fue porque los hombres se hubieran hecho más escépticos, sino porque recurrieron a otras formas de tranquilización religiosa.


Y leo en otra parte que eso de que Dioniso es un dios extranjero y viene de fuera y bla,bla,bla, no es así , así que seguiré leyendo!