“Me parece que vale la pena recordar a Sócrates y cómo decidió sobre su defensa y sobre el final de su vida cuando fue citado a juicio”.
Jenofonte empieza su Apología de Sócrates expresando deliberadamente al principio un aspecto concreto que va a tratar acerca de Sócrates: su actitud ante el tribunal que lo estaba juzgando y ante la posibilidad de morir en breve tiempo.
¿Por qué Jenofonte estima conveniente recordar a Sócrates?
La relación de Sócrates y Jenofonte no fue muy directa ni duradera. Parece que como mucho siguió al maestro unos pocos años y cuando era muy joven. No fue discípulo a la manera de otros (Antístenes, Esquines, Platón ) que dedicaron toda su vida a la filosofía, siguiendo el ejemplo de Sócrates.
Tampoco pudo mantener una estrecha relación con los discípulos, sobre todo si tenemos en cuenta que en el 401 salió de Atenas alistado como mercenario para participar en la expedición dirigida por Ciro el Joven, que aspiraba a derrocar a su hermano, y desde entonces hasta su muerte vivió en el extranjero, lejos de Atenas, con sólo algún posible regreso esporádico.
Pese a todo esto, seguro que alguna huella le dejaron las enseñanzas del maestro tras unos años de convivencia en Atenas, aunque no tan profunda como para influirle en su estilo de vida.
“Ciertamente, otros han escrito también acerca de esto”.
Unos años después de la ejecución de Sócrates (399) muchas voces se hicieron oír favorables al maestro y críticas con la ciudad que había condenado a uno de sus más fieles ciudadanos y, para contrarrestar una posible glorificación del ajusticiado, el sofista Polícrates por el año 393 redactó un escrito acusatorio contra Sócrates. Y surgió la polémica: seguidamente Lisias escribió un discurso replicando a Polícrates , y luego Jenofonte escribió el primer capítulo de sus Recuerdos de Sócrates y su Apología de Sócrates . Poco después , en 387, Platón publicó su Apología de Sócrates.
Estas obras, junto con otras perdidas, constituyen lo que se ha venido a llamar “literatura socrática”, escritos diversos (diálogos, apologías) en los que el tono era sin excepción de alabanza y admiración por la figura del maestro.
“Sin embargo, que ya en aquel momento creía que era preferible para él la muerte a la vida, eso no aclararon”.
El hecho de que Platón al final de su Apología muestre al filósofo diciendo que le parece evidente que es mejor estar muerto y apartado de la situación en que se encuentra, hace que los estudiosos coincidan en datar la Apología de Jenofonte en una fecha anterior a la de Platón.
(Sacado principalmente de Vida de Sócrates, Antonio Tovar.)
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