“ Ahora, si sigue avanzando mi edad, ....cómo yo podría vivir a gusto?"
Los síntomas de la vejez a los que Sócrates alude en el texto se refieren a deficiencias físicas ( ver peor, problemas auditivos) y mentales ( torpeza mental, pérdida de memoria), pero todos ellos están relacionados directamente con las actividades a las que él había dedicado gran parte de su vida, a la conversación ,al aprendizaje a partir del diálogo con los demás y a la reflexión . Podríamos entender que para Sócrates, si no puede “filosofar”, ¿qué sentido tiene la vida?
No olvidemos que Sócrates tiene setenta años en el momento en que ocurren todos los sucesos relacionados con su juicio, por tanto es un hombre anciano, convencido de que los achaques de la vejez le van a pasar factura , si no lo están haciendo ya, por tanto se podría entender que a su edad, en su época, perdido ya el vigor de la juventud, afronte con naturalidad la proximidad de la muerte.
Aún así, en el s V aC la esperanza de vida era inferior a la actual , y Sócrates tuvo que ser un hombre de buena salud para llegar a los setenta años.
En el final del Fedón , después de tomar el veneno, acostado ya porque sus piernas no le sostenían “ dijo éstas que fueron sus últimas palabras: -oh, Critón debemos un gallo a Asclepio. Pagad la deuda, y no la paséis por alto. –Descuida que así se hará, le respondió Critón. Mira si tienes que decir algo más. A esta pregunta de Critón ya no contestó, sino que , al cabo de un rato, tuvo un estremecimiento, y el hombre le descubrió : tenía la mirada inmóvil. Al verlo, Critón le cerró la boca y los ojos.”. (Trad. de Luís Gil)
Este encargo a uno de sus discípulos de sacrificar un gallo en honor a Asclepio, se ha interpretado de diversas maneras: podría pensarse que lo hizo como gratitud por la buena salud que gozó durante toda su vida, y él que cumplía fielmente con todos los preceptos externos de la religión de su ciudad, se acordó incluso a punto de morir de este dios venerado por su magisterio en medicina.
Pero, por otra parte, según Antonio Tovar dice en su libro, un gallo se ofrendaba a Asclepio en agradecimiento por la salud recuperada, y si a punto de morir Sócrates encarga sacrificar este animal para Asclepio en su nombre, es porque considera que se ha curado de una enfermedad, que es la vida. La vida es vista, pues, como un sufrimiento, de ahí que con absoluta serenidad encare la muerte que se le impone. Más que un detalle piadoso de última hora , es una afirmación de tono pesimista que concibe la vida como una larga enfermedad.
Una vez más, leo y traslado aquí a Antonio Tovar en su Vida de Sócrates cuando explica este aspecto del pesimismo vital de Sócrates.
Aún así, en el s V aC la esperanza de vida era inferior a la actual , y Sócrates tuvo que ser un hombre de buena salud para llegar a los setenta años.
En el final del Fedón , después de tomar el veneno, acostado ya porque sus piernas no le sostenían “ dijo éstas que fueron sus últimas palabras: -oh, Critón debemos un gallo a Asclepio. Pagad la deuda, y no la paséis por alto. –Descuida que así se hará, le respondió Critón. Mira si tienes que decir algo más. A esta pregunta de Critón ya no contestó, sino que , al cabo de un rato, tuvo un estremecimiento, y el hombre le descubrió : tenía la mirada inmóvil. Al verlo, Critón le cerró la boca y los ojos.”. (Trad. de Luís Gil)
Este encargo a uno de sus discípulos de sacrificar un gallo en honor a Asclepio, se ha interpretado de diversas maneras: podría pensarse que lo hizo como gratitud por la buena salud que gozó durante toda su vida, y él que cumplía fielmente con todos los preceptos externos de la religión de su ciudad, se acordó incluso a punto de morir de este dios venerado por su magisterio en medicina.
Pero, por otra parte, según Antonio Tovar dice en su libro, un gallo se ofrendaba a Asclepio en agradecimiento por la salud recuperada, y si a punto de morir Sócrates encarga sacrificar este animal para Asclepio en su nombre, es porque considera que se ha curado de una enfermedad, que es la vida. La vida es vista, pues, como un sufrimiento, de ahí que con absoluta serenidad encare la muerte que se le impone. Más que un detalle piadoso de última hora , es una afirmación de tono pesimista que concibe la vida como una larga enfermedad.
Una vez más, leo y traslado aquí a Antonio Tovar en su Vida de Sócrates cuando explica este aspecto del pesimismo vital de Sócrates.
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