lunes, 7 de enero de 2008

Discurso de Defensa por el Asesinato de Eratóstenes.11(El hombre griego y la tierra. II)

Otro cambio significativo para la relación hombre griego-tierra tuvo lugar en la segunda mitad del sV como consecuencia de la Guerra del Peloponeso.
En el libro II de su Historia del Peloponeso, Tucídides nos cuenta que, en vísperas de la invasión del Ática por parte de los Peloponesios, Pericles exhortó a todos los habitantes de la región a que abandonaran sus casas y sus tierras, cogieran todas sus pertenencias y se refugiaran en la ciudad. “Los atenienses al oírle le obedecieron e hicieron entrar del campo a sus hijos y mujeres y los enseres domésticos en general que utilizaban en el campo, e incluso el maderamen de sus propias casas, que se llevaron; y transportaron a Eubea y las islas cercanas sus ovejas y animales de tiro. Llevaron con dolor la evacuación porque la mayoría de los atenienses había por lo general vivido siempre en el campo”.

Y más adelante dice “A causa, pues, de esta larga costumbre de vivir con autonomía fuera de Atenas, aún después de establecida la unidad, la mayoría de los atenienses de los tiempos antiguos y de los posteriores hasta hoy han nacido y vivido en el campo por esta tradición; por ello llevaron a término esta evacuación…con dificultad; …y se entristecían y soportaban mal el abandonar sus casas y sus templos, que habían sido los suyos tradicionales desde la época de la antigua constitución…”

Si bien este traslado a la ciudad del campesinado fue impulsado por las necesidades de la guerra, a partir de finales del siglo V la tendencia que se consolida como resultado de los cambios socioeconómicos que experimenta la ciudad, es la de vivir en ella y trasladarse al campo para controlar la hacienda, sea grande o pequeña, durante períodos más o menos breves de tiempo, aunque siguieron existiendo, por supuesto, habitantes permanentes del campo.

Así pasa en el Económico de Jenofonte con el interlocutor de Sócrates, Iscómaco, que va a diario a su finca; también parece ser el caso de Eufileto, que se desplaza por períodos de tiempo de varios días, y también hace lo mismo su amigo Sóstrato.

La tierra, pues, formó parte desde siempre de la vida del hombre griego, y el vínculo entre ambos fue tal que, siguiendo a Claude Mossé, “sólo los propietarios podían ser ciudadanos, y en todos sitios, sólo los ciudadanos podían poseer tierras”.

La mayoría de ciudadanos del Ática vivía de su tierra o en su tierra:
-por un lado estaba el pequeño propietario que cultivaba su terreno con sus propias manos,αὐτουργός ,aún teniendo algún esclavo que ayudaría en las tareas más duras;
-también estaba el propietario más acomodado, como Iscómaco, que se encargaba sólo de supervisar personalmente las tareas de sus capataces (esclavos cualificados) que, a su vez, dirigían a los demás esclavos;
-y en tercer lugar, existía el propietario rentista, que se limitaba a recibir las rentas de sus propiedades en especie o en metálico, que eran producidas por sus capataces y esclavos.

En algunas ocasiones, ciudadanos libres, desempeñaron estas tareas de capataces por la condición de pobreza en que se encontraron.

Para el humilde campesino, la agricultura era su medio de subsistencia; en cambio para los grandes propietarios, cuyas propiedades podían estar dispersas en un mismo demos o en demos distintos, era una fuente de riqueza.


Fuentes:

-Aristóteles, La constitución de Atenas.Trad. de Antonio Tovar.Madrid:Centro de Estudios Políticos y constitucionales, 2000

-Tucídides, Historia de la Guerra del Peloponeso. Trad. de Francisco Rodríguez Adrados.Madrid: Editorial Hernando, 1984

-Jenofonte, Económico. Trad. de Juan Zaragoza. Madrid: Biblioteca Clásica Gredos, 1993

Bibliografía:

-Claude Mossé, “El Hombre y la Economía”, en El hombre griego. Trad. de J. Antonio Ochoa Anadón. Madrid: Alianza Editorial, 2000.

-Philippe Borgeaud, “El Hombre Rústico”, en El hombre griego. Trad. de J. Antonio Ochoa Anadón. Madrid: Alianza Editorial, 2000.

-Robert Flacelière, “El ámbito: la ciudad y el campo”, en La vida cotidiana en Grecia en el siglo de Pericles. Trad. de Cristina Crespo. Madrid: Ediciones Temas de Hoy, 1989

Imágen:
Cuenco con cazador sentado con un perro 300-280 aC. British Museum.

2 comentarios:

Isabel Barceló Chico dijo...

Muy interesante, querida Virginia. Los romanos tambi�n estaban muy vinculados a la tierra, y se sent�an orgullosos de ello. Se hizo c�lebre Cincinato, quien despu�s de acabar su mandato como c�nsul, se retir� a sus tierras y cuando el Senado envi� una delegaci�n para ofrecerle el cargo de dictador, por hallarse Roma en una situaci�n b�lica cr�tica, estos enviados lo encontraron arando la tierra con sus propias manos y una yunta de bueyes. Acept� el encargo, cumpli� su misi�n y, al terminarla, regres� al campo. Fue ejemplo de austeridad en su tiempo y en los siglos siguientes. Y como curiosidad, te dir� que su campo se hallaba en alg�n �rea del Trast�vere. Besitos, guapa, y feliz a�o.

Virginia dijo...

Qué sabio Cincinato, que no se dejó corromper por el poder político y volvió al lugar del que procedía!

Suerte para tí también en este nuevo año, Isabel!