miércoles, 24 de octubre de 2012

Wikiphaethon

Escribe Mimnermo de Colofón en el siglo VII a.C.: 

Helio, pues, consiguió su tarea para todos los días,
y jamás se le ofrece descanso ninguno, ni a él
ni a sus caballos, en cuanto la aurora de dedos rosáceos
abandona el Océano y asciende hasta el cielo.
A él sobre el mar lo transporta su lecho encantado,
cóncavo, moldeado por las manos de Hefesto,
de oro precioso, provisto de alas, sobre las ondas del agua;
durmiendo plácido viaja desde el país de las Hespérides
a la región de los Etíopes, donde su raudo carro y corceles 
le aguardan, en tanto aparece la Aurora nacida en el alba.
Y entonces se sube a su carro el hijo de Hiperión.


Tal misión tiene a su cargo Helio, el hijo de Hiperión, traer la luz del dia a los dioses olímpicos y a los mortales que viven sobre la tierra. Desde la región de los etíopes navega por el cielo sobre su carro, del que tiran cuatro fabulosos caballos.  Al final de su recorrido llega a Occidente, atardece, y desde allí, en la oscuridad de la noche, es trasportado por mar nuevamente hasta donde surge cada día la Aurora.
Nadie puede sustituirlo, y a él exclusivamente está asignada tal responsabilidad. Sin embargo, nada peor puede ocurrirle como padre que el hecho de que uno de sus propios hijos, Faetón, llevado por su imprudencia, se obstine y se obceque en pretender conseguir lo que no debiera, llevar la luz a los vivientes conduciendo el carro solar. No debiera simplemente porque no puede, porque ser hijo de Helio no implica ser como Helio. Por ello su imprudencia pone en peligro a todo el orbe, pero Zeus interviene, lo destruye con su rayo y restablece nuevamente  el ciclo solar.
Quedan Helio y Clímene afligidos por la pérdida del hijo, y las Helíades, sus hermanas, lo lloran desconsoladamente hasta transmutar el ser.


Este es el mito de Faetón y a él nos vamos a dedicar por un tiempo. Nuestro trabajo va a consistir en glosar la FÁBULA DE FAETÓN de Juan de Tassis, Conde de Villamediana. Va a ser un trabajo colaborativo: WIKIPHAETHON. Será vuestra primera experiencia en una página web compartida, donde la responsabilidad de cada uno contribuirá al éxito del conjunto.

Los objetivos planteados respecto al contenido del trabajo son: 

-que descubráis la pervivencia de la mitología clásica en la literatura española, concretamente en el género poético de la fábula mitológica.
-que conozcáis las fuentes literarias clásicas en que se basa la Fábula de Faetón. 
-que conozcáis al detalle el mito de Faetón según la ampliación literaria que lleva a cabo Juan de Tasis, así como la historia de los otros muchos personajes míticos que acompañan al tema principal.
-que conozcáis los rasgos carácterísticos de la fábula mitológica como género poético en boga en la Edad de Oro de la literatura española.
-que conozcáis ejemplos diversos del género.
-que busquéis el rastro de Faetón en otros géneros literarios, e incluso en las artes plásticas.
-que reflexionéis sobre las cuestiones de estilo en la creación poética, y
-que ampliéis vuestro vocabulario.

Por otro lado, los objetivos a alcanzar respecto a las TIC son: 

-que participéis y colaboréis de manera activa y constructiva en el desarrollo de una página web de contenido educativo.
-que os familiaricéis en el uso y manejo de Wikispaces, herramienta elegida como cuaderno colaborativo donde tendréis que incorporar texto, imágenes, enlaces...

Se tendrán en cuenta para la calificación los siguientes aspectos: 
-la capacidad de síntesis y claridad en las "glosas mitológicas"
-las aclaraciones léxicas
-las aclaraciones retóricas
-la adecuación de las imágenes.


¡Empecemos, pues, nuestro travesía solar!


*Traducción de Carlos García Gual.
**Imagen: El carro de Apolo. Odilon Redon, 1907.

lunes, 1 de octubre de 2012

Jenofonte en contexto. (II)

Precede

Tras el fracaso en el 413 a.C. de la expedición a Sicilia, la ciudad de Atenas vivió una serie compleja de acontecimientos que culminaron en el 404 a.C. con el fin de la guerra y la rendición definitiva de los atenienses: se instauró un gobierno oligárquico de 400 miembros elegidos de entre las filas de los simpatizantes de la oligarquía, al poco tiempo se restauró la democracia, hubo destierros en ambos períodos, importantes victorias (Cícico, Bizancio, Arginusas...), pero también derrotas decisivas en el Helesponto (Egospótamos), defecciones de aliados apoyados por Esparta (Rodas...), falta de recursos económicos para mantener la flota y, finalmente, el asedio total de la ciudad por tierra y mar.

La caída definitiva de Atenas se producía cuando Jenofonte tenía 26 años: Atenas había perdido su imperio, su flota, sus murallas, parte de su población, su régimen político democrático y, consecuentemente, su libertad.
Se restauró la oligarquía con un gobierno de Treinta Tiranos que llevó a cabo confiscaciones, destierros y asesinatos; a continuación tuvo lugar una guerra civil entre oligarcas y partidarios de la democracia que concluyó con una amnistía general y el restablecimiento completo del régimen democrático en el 403 a.C.

No tenemos datos de la participación activa de Jenofonte en los acontecimientos de los últimos años de la Guerra del Peloponeso, aunque es bien probable que interviniera como miembro del cuerpo de caballería y, bien por motivos políticos (formó parte de la clase de los caballeros, que apoyó el gobierno oligárquico de los Treinta), o bien por causas económicas (la guerra afectó también a las familias ricas), decidió en el 401 a.C. marcharse de su ciudad y alistarse como mercenario en el ejército persa de Ciro el Joven, quien pretendía derrocar del trono a su hermano Artajerjes II.

En Atenas, en esos últimos años del siglo V a.C., antes de partir como mercenario, es probable que Jenofonte frecuentara los círculos sofísticos y, aunque no todos los estudiosos le atribuyen la categoría de discípulo de Sócrates, de seguro tuvo algún tipo de relación con el maestro, pues él mismo en su Anábasis nos cuenta que le pidió consejo acerca de su participación en la campaña militar de Ciro, y parece que hay acuerdo en el hecho de que en sus obras filosóficas, en las que Sócrates aparece como protagonista, hay una combinación de información procedente de otros discípulos y de recuerdos personales.

Con el cambio de siglo comienza para Jenofonte una larga y nueva etapa en su vida que se desarrolló fuera de la región del Ática. Participó en varias campañas militares: ya hemos dicho que fue miembro destacado en la expedición mercenaria en apoyo de Ciro el Joven. Tras la batalla de Cunaxa, la muerte de Ciro y el regreso junto con los demás mercenarios griegos a través del territorio persa, Jenofonte decidió unirse al ejército del rey espartano Agesilao, quien había asumido el mando de las actividades de las tropas espartanas en Asia Menor. Esto se producía en el 399 a.C., año en que tuvo lugar en Atenas el juicio y muerte de Sócrates.
Pocos años después, en el 394 a.C., regresó a Grecia para participar a las órdenes de Agesilao en la batalla de Coronea, en Beocia, luchando contra la coalición formada por antiguos aliados de Esparta y Atenas. Esta traición a su patria justifica que fuera desterrado de la ciudad. A cambio, unos años después, por el 386 a.C., los espartanos lo recompensaron con una finca en una pequeña aldea cerca de Olimpia, Escilunte, donde se retiró a vivir durante unos años con su familia. En este período de calma y tranquilidad familiar parece que escribió gran parte de su obra.

A finales del primer cuarto del siglo IV a.C., con la democracia restaurada desde la caída del gobierno de los Treinta, Atenas pareció recuperar cierto brillo del esplendor pasado: se reconstruyeron los muros, se creó una nueva flota y se avino con otras ciudades para crear una Liga dirigida contra la intrigas espartanas, eso sí, evitando caer en los errores de la anterior Liga Marítima.
Por estos años la ciudad de Tebas iba consolidándose como nueva fuerza emergente y en  el 371 a.C. su victoria en la batalla de Leuctra puso de manifiesto su superioridad frente a Esparta.
Esta derrota espartana obligó a Jenofonte a trasladar su residencia a Corinto donde vivió hasta su muerte en el 354 a.C. No está probado que volviera a Atenas, a pesar de que parece ser que en el 462 a.C. fue revocado el decreto de su exilio, con motivo de la alianza entre Esparta y Atenas para luchar en Mantinea frente a los tebanos. Se sabe que en esta guerra lucharon sus dos hijos en la caballería ateniense, y uno de ellos murió en el arduo combate.


Nota: las fuentes principales que nos proporcionan los datos que poseemos sobre la vida de Jenofonte son sus propias obras y el libro segundo de Las Vidas de los Filósofos de Diógenes Laercio.

Imagen: propia.

Jenofonte en contexto. (I)

Si nos atrevemos a  hacer una reconstrucción de la vida de Jenofonte a partir de los pocos datos biográficos de que disponemos, y teniendo en cuenta el contexto socio-político que le tocó vivir, a caballo entre el siglo V y el IV a.C., nos encontramos con un hombre de mundo, aventurero, curioso y ávido de nuevas experiencias y amistades, experto jinete, soldado valiente y prolífico escritor. También un desleal a su patria, aunque consecuente con su ideario político.

Nació en el demo de Erquia, de la tribu Egeida, en el interior de la región del  Ática, en el 430 a.C., en un momento histórico nada propicio para la vida de un bebé: acababa de estallar un año antes la Guerra del Peloponeso que enfrentó a Atenas y Esparta, junto con sus respectivos aliados, durante muchos años.

Durante su infancia, sufriría en el seno de su familia el miedo y las evacuaciones forzosas, desde las zonas rurales a Atenas, por las continuas expediciones que los peloponesios  realizaban sobre la región del Ática.  Estas incursiones supusieron la devastación del territorio, con la inevitable pérdida de cosechas y rentas procedentes del campo, y el hacinamiento por temporadas de los habitantes de toda la región del Ática en la ciudad de Atenas, con los consecuentes problemas de higiene y abastecimiento de víveres.
Precisamente en el mismo año de su nacimiento se vivió en la ciudad una peste horrorosa, que causó muchas muertes, incluyendo la del propio Pericles, el hombre que durante 30 años había dirigido la política de la ciudad y la había llevado a la cima de su expansión territorial, económica y cultural. 

Muerto Pericles, hasta el 421 a. C., año en que se firmó la Paz de Nicias entre las dos grandes potencias, la ciudad fue testigo de las desavenencias internas del partido democrático y de la aparición de  demagogos ávidos de poder.
Para Atenas, los acontecimientos bélicos se desarrollaron de manera que se produjeron éxitos importantes (Platea, Pilos...) , pero también defecciones de algunos aliados, algunas  derrotas (Delio, Anfípolis...) y, desde luego, la devastación del territorio del Ática.
Tras unos años más o menos tranquilos para la ciudad, en el 415 a. C., se aprobó en asamblea la puesta en marcha de una gran expedición a Sicilia, cuya causa profunda respondía a las ambiciones expansionistas en occidente de los miembros más radicales del partido democrático. El esfuerzo de la ciudad en reclutamiento de soldados fue enorme, por tanto el fracaso de la expedición dos años más tarde supuso un golpe irreparable en la sociedad ateniense.

Coincidiendo con todos estos acontecimientos, y dado que perteneció a una familia acaudalada, la infancia y primeros años de juventud de Jenofonte estarían ocupados en su formación: aprendería primero a leer y escribir y acto seguido recitaría de memoria fragmentos de los poetas. Esta formación sería completada con nociones básicas de aritmética.
Aproximadamente a partir de los doce años empezaría su formación física y se ejercitaría en flexibilidad y fuerza física como preparación para la posterior actividad militar, dedicando gran parte de su tiempo a practicar el deporte de la equitación, su gran pasión a lo largo de toda su vida.
Esta formación física se compaginaría con una educación intelectual complementaria  hasta llegar a la edad de los 18 años, momento en que comenzaría la efebía, o instrucción militar de dos años, indispensable para la incorporación de cualquier joven en el ejército de la ciudad y para convertirse en ciudadano. No es seguro si ya en la fase de formación militar los efebos se especializaban en infantería o caballería, pero lo cierto es que Jenofonte resultó ser un jinete muy experimentado.

Sigue

Nota: las fuentes principales que nos proporcionan los datos que poseemos sobre la vida de Jenofonte son sus propias obras y el libro segundo de Las Vidas de los Filósofos de Diógenes Laercio.

Imagen: Sócrates y Jenofonte. Fragmento de La Escuela de Atenas. Rafael. Estancia de la Signatura. Palacios Vaticanos.