“Pero ésto, jueces, es lo que en primer lugar me sorprende de Meleto…”
En La Apología de Platón el propio Sócrates al comienzo de su intervención explica a los jueces que va a defenderse frente a dos tipos de acusaciones y dos tipos de acusadores. El criterio es temporal.
Los primeros acusadores son un grupo indeterminado de atenienses, muchos por cierto, que caen en el anonimato a excepción de un comediógrafo (sabemos que se refiere a Aristófanes),que lo han estado criticando durante muchos años hablando mal de él a todo el mundo ( también a los propios jueces presentes cuando eran jóvenes), y son los que han creado y extendido con sus calumnias una falsa imagen de Sócrates diciendo que “Sócrates comete delito y se mete en lo que no debe al investigar las cosas subterráneas y celestes, al hacer más fuerte el argumento más débil y al enseñar estas mismas cosas a otros”, y que además cobra dinero por ello.
Éstos son los que más teme.
¿De dónde surgen estas calumnias?
Sócrates lo explica: posee cierta sabiduría, y no lo dice él, sino el dios de Delfos , a quien consultó su amigo Querefonte en cierta ocasión. El dios dijo que no había nadie más sabio y Sócrates, aún creyendo que no sabía nada, pero seguro de que el dios decía la verdad, se dirigió a la gente de la calle , a los que creen que saben mucho ( políticos, poetas, artesanos) , hablaba con ellos y les hacía preguntas descubriendo que realmente no sabían nada.
Y como los jóvenes que libremente le acompañaban y le escuchaban hacían lo mismo e interrogaban a los mayores, éstos se irritaban y decían que Sócrates corrompía a los jóvenes y hablaban mal de él como lo hacían de todos los que filosofan.
Dando crédito a todas estas calumnias que vienen de tiempo atrás, se presentaron como acusadores reales los llamados por él segundos acusadores: Meleto, Ánito y Licón declarando bajo juramento que “ Sócrates delinque corrompiendo a los jóvenes y no creyendo en los dioses en los que la ciudad cree, sino en otras divinidades nuevas”.
Meleto era un joven poco conocido y fue quien a todos los efectos presentó la acusación contra Sócrates. Ánito era un ateniense bien acomodado de cierta notoriedad política, y Licón era un orador de poco lustre.
Respeto a Meleto, en el diálogo Eutifrón, Sócrates haciendo uso de su conocida ironía nos lo caracteriza :
“No lo conozco bien yo mismo, Eutifrón, pues parece que es joven y poco conocido…….de pelos largos, poca barba y nariz aguileña…..¿qué acusación? Me parece que de altas aspiraciones . En efecto, no es poca cosa que un joven comprenda un asunto de tanta importancia. Según dice, él sabe de qué modo se corrompe a los jóvenes y quiénes lo corrompen. Es probable que sea algún sabio que, habiendo observado mi ignorancia, viene a acusarme ante la ciudad, como ante una madre, de corromper a los de su edad. Me parece que es el único de los políticos que empieza como es debido : pues es sensato preocuparse en primer lugar de que los jóvenes sean lo mejor posible………….Después de esto, es evidente que se ocupará de los de mi edad y será el causante de los mayores bienes para la ciudad……..”
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