Tras el preámbulo, ahora en la proposición, Eufileto expone de manera sintética los hechos que explicará detalladamente en la narración, y los argumentos que utilizará para defenderse de la acusación.
En primer lugar, se defiende de una acusación con otra: “que Eratóstenes cometió adulterio con mi mujer, la corrompió, y que deshonró a mis hijos, y a mí mismo me ultrajó entrando en mi propia casa” (parece que sólo tuvo un hijo, que es el que se menciona más adelante, pero utiliza el plural para amplificar).
Utiliza los posesivos para enfatizar, insistir en que aquello que le pertenece, lo de su propiedad, ha sido víctima de un atropello.
La existencia de una enemistad entre los litigantes se admitía o denegaba según interesara: en este discurso se niega porque podría interpretarse como motivo del delito, en otros casos el acusador lo admitía para demostrar que no actuaba como mero psicofanta.
Además, no deja de aprovechar la ocasión para insistir en que lo explicará todo detalladamente sin faltar a la verdad, “λέγων τἀληθῆ” , mostrándose como un hombre de bien, íntegro, que cree que la verdad está por encima de todo y es su única salvación.
“Si resulta que logro relataros todo lo sucedido”, manifiesta un tono de humildad y modestia por dudar de sus habilidades oratorias.
Ya sabemos que este tipo de expresiones formaban parte de las convenciones del género: el litigante alude a su falta de preparación para defenderse en público ante un tribunal, a pesar de que todos saben que el discurso ha sido redactado por un logógrafo.
Bibliografía:
-C. Carey, Selected Speeches, Lysias,
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