“ἐπειδὴ ἔδοξέ μοι γῆμαι καὶ γυναῖκα ἠγαγόμην εἰς τὴν οἰκίαν…”
Se utiliza el verbo γαμέω que, aunque en voz activa básicamente quiere decir casarse el hombre, aquí el término alude al hecho de que Eratóstenes ha decidido ya el día para celebrar la unión de facto con su futura mujer, introduciéndola en su casa.
No utiliza ἐγγυάω que significa dar una garantía, hacer una promesa, en particular hacer una promesa de matrimonio.
La práctica del matrimonio entre los griegos tenía dos fases una la ἐγγυή, o acuerdo privado entre el κύριος o representante legal de la joven (normalmente el padre, a no ser que haya muerto) y el pretendiente (varón mayor de edad que actúa por sí mismo). En ese acuerdo se establecía un compromiso de palabra que, a partir de ese momento, unía a las dos familias, corroborado ello por algunos testigos.
Este gesto de unión entre dos familias, sin embargo, no suponía la convivencia real de la pareja, hecho que tenía lugar tras la segunda fase del matrimonio o γάμος , que podía ocurrir unos cuantos meses después, o también sabemos de casos en que se producía al cabo de unos años, si el compromiso ocurrió cuando la novia era todavía una niña.
El matrimonio se hacía efectivo realmente con el γάμος, día de celebración y de fiesta, más parecido a nuestras bodas. Ese día era trascendental para la novia por ser protagonista pasiva de un traslado doble: uno físico, pues era trasladada de la casa del padre a la casa del marido; y otro jurídico, al pasar de la protección y tutela del padre a la de aquél.
También era trascendental ese día para la joven por ser cuando dejaba la condición de doncella y se convertía en esposa, con nuevas obligaciones y responsabilidades, a la vez que se producía su estreno en la vida sexual.
La ἐγγυή era un pacto entre hombres, acto masculino, y el γάμος o celebración estaba protagonizado por las mujeres, en cuanto que giraba en torno a la novia.
Los festejos se prolongaban durante tres días :
-el día de la víspera se realizaba el rito de purificación o baño de la novia, para lo cual un séquito iba a buscar agua a la fuente Calírroe, que era portada en un vaso con forma especial, el lutróforo; además, la novia ofrecía a las divinidades protectoras del matrimonio sus juguetes y objetos que la acompañaron en su infancia.
-el día del γάμος, con los invitados en casa del padre de la novia, tenía lugar un sacrificio y un banquete. La novia aparece ataviada con sus mejores galas llevando una corona y un velo que cubre su rostro. La acompañan en la fiesta sus amigas, su madre, parientes femeninas y la νυμφεύτρια, mujer que dirige todo el ritual.
El momento crucial de la fiesta era cuando la νυμφεύτρια levantaba el velo de la novia, τὰ ἀνακαλυπτήρια, presentándola así oficialmente por primera vez al marido, pero no se desprendía de él hasta el final del día.
En el banquete se servían platos típicos para la ocasión, algunos de ellos asociados a la fecundidad como las tortas de sésamo.
La sección masculina ocupaba los asientos separadamente de las mujeres.
Llegada la tarde, el novio llevaba a su casa a pie o en carro a la novia; detrás seguía el cortejo nupcial formado por los parientes y amigos, que alegres entonaban el himeneo o canto de boda al ritmo de flautas y oboes, y que llevaban los regalos de la novia.
La νυμφεύτρια les acompañaba portando una antorcha, y también iba en el séquito el παίς ἀμφιθαλής , o muchacho que tiene padre y madre, cuya presencia en la fiesta está constatada en las fuentes.
Los padres del novio esperaban en la puerta de la casa la llegada de la comitiva, y tras la ceremonia de recibimiento los novios se retiraban al lecho conyugal.
-al día siguiente, tenía lugar otra procesión, τὰ ἐπαύλια, en la que los padres de la novia y amigos le llevaban su ajuar y otros regalos.
Sin duda, dependiendo de las posibilidades económicas de cada familia, toda la celebración se llevaría a cabo con sencillez o derroche.
En ningún momento tenía lugar un acto que sacralizara la unión, y los dioses no estaban más presentes que en cualquier otra fiesta.
Bibliografía:
-François Lisarrage, “Una mirada ateniense”, en Historia de las mujeres. I- La Antigüedad. Trad. de Marco Aurelio Galmarini. Madrid: Taurus, 1993
-James Redfield, “El hombre y la vida doméstica”, en El hombre griego. Trad. de J. Antonio Ochoa Anadón. Madrid: Alianza Editorial, 2000.
-Robert Flacelière, “Las mujeres, el matrimonio y la familia”, en La vida cotidiana en Grecia en el siglo de Pericles. Trad. de Cristina Crespo. Madrid: Ediciones Temas de Hoy, 1989
Imágenes:
*Mosaico de la Villa Romana del Casale, Piazza Armerina. Sicilia
**Lutróforo ático. Mouseo Del Louvre
2 comentarios:
Estás haciendo un trabajo magnífico. Muchísimas gracias por compartirlo con todos nosotros. Ya les he dicho a mis alumnos que te lean atentamente.
Hola, Vir
QUé capacidad de producción!!! Vas a toda máquina. Me gusta el resumen de las bodas, yo siempre las asocio a la entrega de la muñeca y a los dátiles, a saber qué ronda en mi inconsciente!!! Un beso
ELena
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