El coste de muchas fiestas religiosas, más que asumido por el tesoro público, recaía sobre ciudadanos particulares con importantes recursos económicos, como una forma de impuesto anual. Era entendido como un servicio para el pueblo, (ἡ λειτουργία), , una carga económica, pero al mismo tiempo una fuente de crédito y prestigio sociales.
Aparte de su titularidad, asumían a veces la función directora durante la festividad.
Para algunas divinidades actuaban, en calidad de encargados, sacerdotes (ὁ ἱερεύς) reconocidos por la ciudad; normalmente, eran miembros de familias aristocráticas que, con carácter vitalicio, asumieron esta función por considerarse descendientes de nobles familias o clanes con quienes entroncaba el culto en cuestión en una época muy anterior. De igual modo, esta supuesta vinculación sanguínea les proporcionó ciertos privilegios y prerrogativas para sus mujeres e hijas, que ejercieron como sacerdotisas (ἡ ἱέρεια)o protagonistas de algunos rituales.
La titularidad de un sacerdocio hereditario, a pesar de ser una función honorable, no imponía un particular estilo de vida religioso que lo distinguiera del de cualquier otro ciudadano. La única excepción en este sentido podría ser el Hierofante de los Misterios de Eleusis, quien parece que llevaba un tipo de vida especial.
El cargo del arconte rey, (ὁ ἄρχων βασιλεύς), elegido anualmente por el gobierno democrático de la ciudad, y cuyas funciones se centraban en todo lo relacionado con el culto y la religión, fue una reminiscencia del liderazgo en los asuntos sagrados que ejerció el rey en la época monárquica, muy anterior a la creación de la ciudad-estado.
Aunque las ceremonias fueran dirigidas a diferentes dioses, se pueden señalar unos elementos comunes en todas ellas.
1-la ofrenda (τὸ ἀνάθημα), especialmente el sacrificio de un animal: (ἡ θυσία)).
La víctima (τὸ ἱερεῖον), su edad y género variaban según la divinidad a quien fuera dirigida. Lo más habitual era que, tras la matanza, fuera troceada y asada. Algunos huesos y las vísceras eran quemados, pero las partes comestibles eran repartidas entre los asistentes.
Que el dios recibiera las partes menos apetecibles tiene su explicación en el mito de Prometeo.
Nada más lejos de la realidad que interpretar este festín de carne como un acto de comunión con la divinidad; más bien era la oportunidad ideal para comer carne, pues una familia estándar no se lo podía permitir con mucha frecuencia.
Aunque la carne de una víctima era la ofrenda más usual, diferentes cultos muestran otros tipos de ofrecimientos: frutos, vegetales, cereales, pasteles…; bebidas, especialmente vino y leche que, excepto la parte ofrecida a la divinidad (ἡ σπονδή : libación), también eran repartidas entre los asistentes.
De igual modo, los atenienses deleitaron a sus dioses con aromas: quemaban incienso (ὁ λίβανος) y hacían emanar diversas esencias y perfumes, entre otros motivos para combatir el fuerte olor a carne asada y huesos quemados.
También sonaba la música que, aparte del placer en sí misma, puede que tuviera otras funciones secundarias.
2-el altar (ὁ βωμός), elemento primordial de un recinto sagrado (τό τέμενος): se ubicaba fuera del templo, al aire libre, delante de la puerta principal. El templo (τὸ ἱερὸν) solo servía para albergar las imágenes de los dioses (τὰ ἀγάλματα) en un emplazamiento noble.
Lógicamente, durante el sacrificio las puertas estarían abiertas para que el ritual se conectara con la divinidad a quien iba dirigido. Parece ser que, exceptuando los días de sus respectivas ceremonias, durante el resto del año los templos permanecían cerrados.
3-las plegarias: (αἱ εὐχαί): no hay ningún libro que recoja las oraciones de súplica o de agradecimiento que emplearan los atenienses en las ceremonias. La recitación parece que iba a cargo del que sacrificaba el animal, que podía ser también el titular de la λειτουργία.
En todo caso, parece que fueron fórmulas generales, esquemas formales, transmitidos oralmente de padres a hijos.
4-particularmente importante fue la procesión (ἡ πομπή: envío), entendida como el envío de una ofrenda a la divinidad.
Seguía una ruta marcada por la tradición, a menudo con representaciones y paradas durante el trayecto. El lugar que ocupaban en ella los diferentes componentes estaba estrictamente reglamentado.
El coste de la preparación y puesta a punto de una procesión era sufragado también por una λειτουργία, pues era ocasión para nuevos y caros vestidos y elaborado equipamiento.
La importancia de las procesiones en Atenas explica que se construyera a principios del siglo IV aC un edificio específico para las necesidades que requirieran. Era el Πομπεῖον, ubicado entre la Puerta Sagrada y la Puerta de Dipilón, punto de partida para las procesiones de las Panateneas dirigidas puertas adentro hacia la Acrópolis, y para las de los Misterios, puertas afuera hacia Eleusis.
5-las competiciones y los concursos atléticos (τὰ ἆθλα): especialmente cautivadoras eran las diversas modalidades de carreras, en las que los atenienses disfrutaban enormemente y creían que así lo hacían también sus dioses.
Una competición exclusiva de Atenas fue la carrera de antorchas (ἡ λαμπαδηδρομία ) en sus diversas modalidades: de relevos a pie, a caballo…
Bibliografía:
-H.W.Parke, Festivals of the Athenians.
Imágenes:
*Templo de la Concordia en Agrigento, sV. Sicilia.
**Templo dórico de Segesta, sV. Sicilia.
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