“εἰδὼς δ᾽ ἐγὼ ὅτι τηνικαῦτα ἀφιγμένος οὐδένα καταλήψοιτο οἴκοι τῶν ἐπιτηδείων,
ἐκέλευον συνδειπνεῖν· καὶ ἐλθόντες οἴκαδε ὡς ἐμέ, ἀναβάντες εἰς τὸ ὑπερῷον ἐδειπνοῦμεν”.
a que cenara conmigo. Y una vez que llegamos a mi casa y subimos al piso de arriba, nos pusimos a cenar”.
El régimen alimenticio de los atenienses era, por lo general, bastante sobrio y moderado, en el que influirían, con toda seguridad, el clima mediterráneo y las características del suelo, bastante precario.
La base de su alimentación eran los cereales, trigo y cebada esencialmente, que tenían que importar en grandes cantidades de Egipto, Sicilia y las regiones septentrionales del Mar Negro.
En una familia de nivel medio, las mujeres amasaban el pan cada día: pan de trigo candeal en hogazas redondas (ὁ ἄρτος, ου), o pan de cebada (ἡ μάζα,ης), más barato, con el que se contentarían los más pobres. Igualmente podía comprarse en los puestos de las panaderas del ágora.
Para acompañar el pan podían comer verduras, aceitunas, cebollas, carne, pescado, fruta y dulces diversos. A todos estos alimentos se les designaba con el término genérico τὸ ὄψον,ου.
Las verduras escaseaban y eran caras. Muy frecuentemente se comía habas, garbanzos y lentejas, sobre todo en puré (τὸ ἒτνος, ους ).
Se recurría mucho al ajo, a las aceitunas que, además, servían para la elaboración del aceite, uno de sus principales productos de exportación. También se comía mucha cebolla y queso.
Junto al pan, el pescado era el segundo alimento esencial de los atenienses, sobre todo para los que vivían cerca de la costa: sardinas y anchoas de precios asequibles, pero también atún, marisco, y moluscos como la sepia y el calamar, para bolsillos más desahogados. Especialmente famosas y caras eran las anguilas, de agua dulce, del lago Copais.
Poco sabemos sobre la organización de la actividad pesquera, supuestamente artesanal e individual, de la que nos constan los puestos de venta en el ágora y la importación de grandes cantidades de salazón de regiones costeras como el Ponto Euxino.
A excepción del cerdo, la carne era cara, por lo que las familias pobres apenas la probaban salvo con ocasión de los festines de las fiestas públicas, en las que la ciudad honraba a sus dioses con sacrificios de animales, vacas, bueyes, ovejas, cabras, que eran degollados, troceados y asados para ser repartidos entre los asistentes
También era cara la carne de ave: pichones, patos, tordos, ocas… y de caza menor como las liebres.
Tanto la carne como el pescado podían prepararse en conserva, en salmuera o ahumados.
El postre (τὸ τράγημα,ατος ) consistía en fruta fresca o seca: higos secos o tiernos, uvas, nueces, o todo tipo de dulces y pasteles con miel, queso y sésamo.
Para beber tomaban agua, leche, hidromiel, y vino.
En el proceso de elaboración y conservación del vino, cada ciudad o región productora tenía sus particularidades a la hora de añadir diversos aromatizantes u otros ingredientes, de manera que algunos vinos fueron famosos y especialmente apreciados por su denominación de origen, como el de Tasos, Quíos, Lesbos y Rodas.
En pocas ocasiones se bebía vino puro sin mezclar (ἄκρατος οἶνος).Lo habitual era realizar una mezcla de vino y agua en una proporción más o menos fuerte según requirieran las circunstancias.
En cuanto a las horas de las comidas, los griegos hacían lo que hoy en día está totalmente desaconsejado, es decir, dejar la ingesta más copiosa para la noche.
Por la mañana, temprano, para el desayuno (τὸ ἀκράτισμα,ατος ) simplemente tomaban unos trozos de pan de trigo o cebada un poco humedecidos con vino puro. (ἀκρατίζομαι)
Hacia la mitad del día o a primeras horas de la tarde tomaban una comida bastante frugal o rápida (τὸ ἄριστον ).
También podían tomar algo ligero durante la tarde (τὸ ἑσπέρισμα,ατος ).
Otra comida ligera que se realizaba durante la noche era τὸ δόρπον, ου.
Pero de todas ellas se distingue la comida principal, la más abundante, que tomaban al final del día, como cena (τὸ δεῖπνον,ου), (δειπνέω: cenar), (δειπνίζω: invitar a cenar).
-Robert Flacelière, “Comidas, juegos y ocio”, en La vida cotidiana en Grecia en el siglo de Pericles. Trad. de Cristina Crespo. Madrid: Ediciones Temas de Hoy, 1989
-Imagen:
Vasos áticos para simposio 450-400 aC. M. Arq. de Madrid.
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